Ferran Archilés
Julián Sanz
Xavier Andreu

 

 

Presentación 

De la anomalía como eje de la historia de España a la Transición como pacto de silencio y de élites, un conjunto sorprendentemente numeroso de lugares comunes, forma parte de la cultura histórica española. Difundidos en los medios de comunicación, la literatura o la enseñanza de la historia, no es extraño que la política se nutra de ellos. Izquierdas y derechas han construido en torno a la idea de nación y de su pasado histórico un terreno de juego y por tanto de combate. Sin embargo, en la mayoría de las ocasiones los lugares comunes son ideas heredadas que tienen más que ver con su uso que con la verdad que contienen.

Contra los lugares comunes. Historia, memoria y nación en la España democrática (La Catarata)  aborda 24 de estos lugares comunes. A través de capítulos muy breves, sin notas, especialistas de catorce universidades españolas y de otros países plantean una llamada de atención sobre la construcción de un “sentido común” que no tiene nada de inocente. Por supuesto, la lista de lugares comunes no se agota con los abordados en esta primera incursión. Pero si de verdad se pretende que la historia sirva como herramienta para transformar la realidad, es urgente volver a pensar los lugares comunes: contra ellos.

Francisco de Goya, Duelo a garrotazos, óleo sobre revoco, trasladado a lienzo, 123 x 266 cm, Museo del Prado.

Contra los lugares comunes, si puede ser[1]

(Ferran Archilés, Julián Sanz, Xavier Andreu)

El Diccionario de las ideas corrientes (Dictionnaire des idees reçues) es una obra que Gustave Flaubert estuvo escribiendo a lo largo de toda su vida pero que quedó inacabada. Ideas recibidas, ya nunca sometidas a crítica, aceptadas de manera insensible.  Sin forzar en exceso la traducción, podemos hablar de lugares comunes para describir lo mismo que preocupó a Flaubert. Como el autor francés sabía, estas ideas convertidas en tópicos están lejos de ser inocentes o inocuas. Los lugares comunes, asumidos en los discursos cotidianos, ideas que se dan por probadas, tienen una enorme capacidad para configurar nuestra percepción de la sociedad, de la historia: del pasado y del presente. En gran medida el “sentido común” de que hablaba Gramsci se construye con lugares comunes. Estos nunca están, por tanto, fuera de la lucha por la hegemonía cultural y política.

Decía Roland Barthes que los estereotipos son tristes pues surgen de una necrosis del lenguaje. Para Barthes luchar contra los estereotipos no era una tarea política –pues el lenguaje de la política está inevitablemente construido con estereotipos– sino una tarea crítica. Contra los lugares comunes asume, sin embargo, que la misión crítica tiene que ser también política. Porque los lugares comunes han acabado por articular un relato sobre la historia y el presente españoles que siempre ha tenido efectos políticos. Como el lector comprobará a través de las páginas de este libro, esta dimensión política atañe por igual a las izquierdas y a las derechas españolas. En parte porque, como decíamos, se trata de lugares comunes relacionados en mayor o menor medida con la identidad nacional española, generados en los discursos del nacionalismo español, un nacionalismo que siempre se declina en plural, pero que no por ello es menos nacionalismo.

En el corazón de este relato nacionalista late la idea de que España es un país secularmente atrasado, inacabado y dudosamente moderno, esto es: anormal. Este metarrelato lo explicaría todo: tanto la suma fatal de contrariedades que parecen abocarlo constantemente a un presente aciago como los heroicos esfuerzos por vertebrar el país frente a tanta adversidad. En el reciente y apasionado debate sobre el significado de la Transición se ha recurrido una vez más, tanto desde la derecha como desde la izquierda, a ese relato: todo estuvo bien, todo estuvo mal. Y no se hable más.

Pero no hay más remedio que hablar más, que someter a crítica las fibras profundas de estos lugares comunes e interrogarse para saber cómo han llegado a enunciarse y cómo han llegado a difundirse y aceptarse. No es, por supuesto, el único país donde operan los lugares comunes. “En todas partes cuecen habas”… Si algo hay de poco excepcional es la supuesta excepcionalidad (en positivo o negativo) de cada relato sobre la excepcionalidad. España, en fin, es un país tan extraño como cualquier otro y su obsesión por la anomalía ni siquiera es original.

Es muy difícil establecer los orígenes precisos de los lugares comunes sobre el pasado y el presente español. Esta obra plantea un intento de profundizar en ello y de entrecruzar miradas. El lector podrá saltar de un capítulo a otro y extraer sus propias conclusiones, así como establecer, tal vez, inesperados vínculos. Contra los lugares comunes es una obra plural, que ha sido concebida bajo ninguna premisa política unívoca. No podía ser de otra forma en un libro compuesto por 24 capítulos redactados por especialistas de formación y perspectivas analíticas muy diversas, a quienes agradecemos su buena disposición a colaborar. Sus autores y autoras son profesionales de la historia y otras ciencias sociales, pero su objetivo es dirigirse a un público lo más amplio posible; poner al servicio de la sociedad aquellos saberes en los que son especialistas. Sin duda, el mundo académico e intelectual es responsable de la forja de muchos de los tópicos y lugares comunes sobre la historia de España. No tendría sentido ni sería honesto pretender ocultarlo. Pero si queda alguna esperanza en que los lugares comunes repetidos ad nauseam y amplificados por redes sociales y medios de comunicación –en definitiva, plataformas de la industria social, como la denomina Richard Seymour– puedan encontrar un contrapunto crítico anclado en unos saberes comprometidos, esa es la esperanza que anima Contra los lugares comunes. Desde luego, vaya por delante que nuestro objetivo no es ser “originales” y, por moda y finezza, darles la vuelta a los lugares comunes. Al fin y al cabo, como recordaba Gramsci, un lugar común al que se le da la vuelta sigue siendo un lugar común, una pura banalidad. “Peor aún” decía el autor sardo…

Este no es un libro sobre fakes o “posverdades”. Porque, sin excluir su presencia, los lugares comunes son otra cosa, igual de insidiosa o tal vez peor. Ciertamente, el objetivo de nuestro libro no es ni pretende ser entablar una batalla en favor de “una versión correcta” de la historia y la memoria de la España contemporánea. Toda identidad colectiva, y así sucede con la identidad nacional, es un relato en pugna. Como podrá comprobar quien la lea, en esta obra son sometidos por igual a relectura y crítica lugares comunes tanto de la izquierda como de la derecha. Tampoco hay ninguna tercera España en el horizonte. Por supuesto que este libro no va a gustar ni convencer a muchas personas. Es lo que ocurre cuando se cuestionan lugares comunes, creencias casi naturalizadas o ideas que afectan a la propia identidad. En todo caso, esperamos que sirva para crear un poco de incomodidad, de duda, de curiosidad por profundizar en las cuestiones planteadas. Con ello, desde luego, ya sería mucho.

Contenidos de la obra

Contra los lugares comunes, si puede ser

Ferran Archilés, Julián Sanz, Xavier Andreu

 

Primera parte. Antecedentes míticos y orígenes de la nación
  1. ¿Una nación forjada contra el islam?

Alejandro García Sanjuán

  1. La Leyenda Negra es la culpable de la mala imagen de España

Edgar Straehle

  1. En España no hubo esclavos

Martín Rodrigo y Alharilla

  1. El fracaso de la revolución liberal y la España contemporánea

Xavier Andreu Miralles

 

Segunda parte. Mitos de largo recorrido en la España contemporánea
  1. España (nación) invertebrada

Ferran Archilés

  1. España, puente entre América Latina y Europa

Nuria Tabanera García

  1. La izquierda no es nacionalista

Vega Rodríguez-Flores Parra

  1. Burguesía y catalanismo

Jordi Roca Vernet

 

Tercera parte. La memoria de la Segunda República y la Dictadura de Franco
  1. La Segunda República fracasó y triunfó el golpe fascista del 18 de julio

Ismael Saz

  1. La (proscrita) memoria de la Segunda República

Toni Morant

  1. El franquismo fue un régimen fascista

Zira Box

  1. ¿Fue el franquismo un régimen autoritario, conservador y tradicional?

Julián Sanz Hoya

 

Cuarta parte. El lugar de la transición y su relación con la segunda democracia española
  1. [Contra] la Transición como pacto de élites

Pamela B. Radcliff

  1. Régimen del 78

Pau Casanellas

  1. El mito de la transición pacífica

Sophie Baby

  1. La CT o “Cultura de la Transición”

Sara Santamaría Colmenero

 

Quinta parte. Sobre el Estado de las autonomías y la España actual
  1. La patria del patriotismo constitucional español

Xavier Domènech

  1. España ¿uno de los países más descentralizado del mundo?

Klaus J. Nagel

  1. ¿La España democrática ha permitido construir un país plural culturalmente?

Giulia Quaggio

  1. El sistema autonómico ha eliminado a España de los manuales escolares

Jorge Sáiz Serrano

  1. ETA ha permitido a los vascos mantener sus privilegios

Eduardo J. Alonso

  1. ¿Hay anticatalanismo en España?

Vicent Flor

  1. En España no hay racismo

Jorge Ramos Tolosa

  1. Vox y ultraderecha española: ¿continuación o mutación?

Xavier Casals

Fuente:

[1] Introducción y sumario de Ferran Archilés, Julián Sanz y Xavier Andreu (eds), Contra los lugares comunes. Historia, nación y memoria en la España democrática, Madrid, Los Libros de la Catarata, 2022.

Portada: La riña en la Venta Nueva (Francisco de Goya, 1777)

Ilustraciones: Conversación sobre la historia

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