Artículo de Kiko LLANERAS en El País (14-02-22): El momento de derechas

Los populares no han logrado el éxito que esperaban cuando adelantaron las elecciones, pero seguirán previsiblemente en el Gobierno y ven ensancharse la ventaja de la derecha sobre la izquierda

1. El Partido Popular gobernará. La fórmula se tendrá que negociar, pero la aritmética no deja alternativas a un acuerdo entre PP, que logró 31 escaños, y Vox, que se fue hasta 13 procuradores. La incógnita es saber si la fuerza de derecha populista entrará en el gobierno, sustituyendo a Ciudadanos, o si el PP gobernará en solitario. Los populares solo gobernarán con permiso de Vox.

2. ¿Hay un momento de derechas? La decisión del PP de anticipar las elecciones no ha servido para darle un resultado excepcional, ni al partido ni a su bloque, pero el voto de Castilla y León sí se ha desplazado a la derecha. En 2019, los conservadores se impusieron a la izquierda por 10 puntos en las autonómicas y por 14 en las generales de noviembre; y ahora esa brecha se ha abierto hasta los 19 puntos. La suma de PP, Vox y Ciudadanos sigue más o menos donde estaba, en un 54%, pero la de PSOE y UP baja del 42% al 35%. La entrada de España Vaciada y otras pequeñas formaciones ha sido, pues, a costa de la izquierda.

Además, el voto de la derecha sigue centrifugado hacia su extremo. Comparado con 2019, Ciudadanos baja del 7,6% al 4,5%, mientras que Vox sube del 16,8% al 17,6%.

3. Vox volvió a tener éxito, como en las últimas generales, pero esta vez para decidir un gobierno autonómico. En las generales de 2019, el PP logró un 31% de votos y Vox, un 16,8%; un resultado que casi repiten: el PP ha conseguido el 31,5% de los votos y Vox el 17,6%. La formación más a la derecha del espectro español sale perfectamente consolidada.

4. Podemos y Ciudadanos logran un escaño cada uno, pero salen malparados en votos. Los apoyos del partido naranja en Castilla y León se disolvieron en 2019: lograron un 19% de los votos en las generales de marzo, bajaron al 15% en las autonómicas de mayo y hasta el 7,6% en las generales de noviembre. Tres años después, siguen cayendo.

Más sorprendente fue la debilidad de Unidas Podemos. Aunque la suma de Podemos e Izquierda Unida llegó a lograr el 16% de los votos en las autonómicas de 2015, en 2019 se quedaron en el 7% y ahora bajan al 5,1%.

5. La España Vaciada tiene éxito. El adelanto electoral cogió a las plataformas localistas a medio organizar, pero su resultado es relevante. Soria ¡Ya! se ha llevado el 42% de los votos de la provincia y consigue tres escaños. Es la demostración de que hay ventaja en concurrir por circunscripciones pequeñas: con un 1,5% de los votos de Castilla y León, se llevan el 3,7% de los escaños. Y esa ventaja puede ser mayor, incluso, en unas elecciones generales. Con estos resultados, Soria ¡Ya! podría conseguir un escaño en el Congreso de los Diputados con 20.000 votos, en lugar de los 100.000 que necesitó Más País en Madrid, por poner un ejemplo del otro extremo.

El presidente castellanoleonés Alfonso Fernández Mañueco junto a Pablo Casado, Alberto Núñez Feijóo e Isabel Díaz Ayuso durante un acto de campaña (foto: leonoticias)
Artículo de Javier CASQUEIRO en El País (14-02-22): San Telmo, Sol y Raxoi vigilan con lupa

Los presidentes de la Junta de Andalucía, de la Comunidad de Madrid y de la Xunta de Galicia escudriñan los datos y toman nota: hay que desmarcarse

Primera conclusión: Que el PP continúe en el poder tras 35 años al frente de Castilla y León “no será gratis” y el precio lo pondrá Vox. En concreto, su líder, Santiago Abascal, que hace días estableció que allí no se repetirá el regalo que se dio en Madrid. Quiere a su candidato de vicepresidente.

Segunda: Ni Pablo Casado —que rompió muy dramáticamente con Vox y con Abascal en la moción de censura de 2020 (“Hasta aquí hemos llegado. No somos como usted porque no queremos ser como usted”)— ni el tenido por barón moderado Alfonso Fernández Mañueco —que gobernaba con el político más socialdemócrata de Ciudadanos y ahora lo tendría que hacer con la ultraderecha— fijarán líneas rojas ni cinturones democráticos ante la irrupción institucional del partido ultra.

Tercera: Vox, que rechaza la España autonómica y sus logros, gobernará en una autonomía con el permiso del PP, y abre así una puerta para futuros pactos en otras regiones y si fuera preciso a nivel nacional.

Cuarta: Los argumentarios preconcebidos y apresurados los carga el diablo. Uno de los portavoces de la cúpula del PP, Javier Maroto, interpretó el resultado como “una muy buena noticia” y “tranquilizadora” porque Mañueco había evitado una moción de censura (que nunca se logró demostrar) y “liberado” a los castellanoleoneses de la “pesadilla” de un Gobierno de izquierdas que atribuyó a Pedro Sánchez.

Quinta: Mañueco no es Ayuso, no tiene su carisma, ni sus votos, ni trabaja en el mismo territorio. Y copiarle sus eslóganes y su campaña de enfrentamiento contra Sánchez fue un error. No salió bien, y si dura un poco más podría haber sido mucho peor.

Sexta: El ansiado peldaño para catapultar a Casado a La Moncloa con un triunfo arrollador de Mañueco y del PP que mitigara el fenómeno Ayuso no se registró.

Séptima: El PP se mantiene en torno al 31% del voto de las anteriores autonómicas de 2019, pero no se acerca a sus mejores datos ni a sus expectativas. La casi extinción de Ciudadanos no se traspasa por las bases y los votantes al PP, como prometían Casado y su álter ego, Teodoro García Egea. Tampoco al PSOE. ¿Van a Vox? España Suma tendrá que esperar, por ahora.

Y octava: En San Telmo (sede de la Junta de Andalucía, donde vigila el presidente popular, Juan Manuel Moreno Bonilla), en la Casa de Correos de la Puerta del Sol de Madrid (donde campa Ayuso) y en el Pazo de Raxoi (desde donde vigila las esencias el gallego Alberto Núñez Feijóo) escudriñaron las urnas y tomaron nota: hay que desmarcarse. Moreno, que viajaba esta madrugada aún desde Dubái, no quiere precipitarse ni verse influido para adelantar sus elecciones y pretende estirar la legislatura todo lo que pueda. Feijóo recordó que él vive en otra galaxia (donde no existe Vox), y anticipó deberes: “Mañueco ya habló con todo el mundo menos Podemos cuando fue candidato sin mayoría absoluta a la alcaldía de Salamanca”. Ayuso no fue a Génova. Se quedó en su casa. En su entorno ironizaron: “Casado no se moverá, seguirá hasta las generales. Hace un año, tras el fiasco en Cataluña, cesó a la sede [del partido]. Ahora cesará al mobiliario”.

Alfonso Fernández Mañueco y Pablo Casado (foto: Europa Press)

 

Artículo de Fernando ÓNEGA en La Vanguardia (14-02-22): Vox abre la puerrta al poder

Santiago Abascal considera terminado el tiempo de las concesiones gratuitas

… » Claro que mucho más amarga es la derrota del PSOE. Las dos encuestas del CIS le habían creado la ilusión de que podría ganar. La realidad final es que pasó de 35 escaños a 28. Perdió siete, que es mucho perder, y lo peor es que la mayoría absoluta que forman el Partido Popular y Vox impide cualquier posibilidad de que el señor Tudanca pueda acceder a la presidencia. Es decir, que, además de la derrota numérica, hay una derrota psicológica que afecta a Pedro Sánchez, que se volcó en la campaña con su presencia personal y con descaradas acciones de Gobierno» …

… » A partir de ahora se abren dos escenarios: el regional y el estatal. En el regional la gran expectativa es saber qué gobierno se forma. Nunca una coalición se perfiló con tantas dificultades, con un Mañueco que basó su discurso en gobernar en solitario, un Partido Popular que teme, y con razón, la contaminación­ de Vox, y un Santiago Abascal que considera terminado el tiempo de las concesiones gratuitas y quiere vengarse de los ataques de Pablo Casado en la moción de censura.

En el estatal, malos indicios para la izquierda. Sus votos se fueron a los partidos localistas. Podemos ha vuelto a demostrar sus insuficiencias, lo cual también es un mal diagnóstico para los proyectos de Yolanda Díaz. Pedro Sánchez tendrá que anotar un bache en su trayectoria, porque hasta ahora, con la excepción de Madrid, solo contaba victorias. Y el gran desafío, para Pablo Casado. Su alternativa es clara, pero dura: o sigue con su estrategia de vender un cambio de ciclo, o renuncia y cambia. Con los datos de ayer, la obligación es mirar a Andalucía, y la tentación, decirle al presidente andaluz: ‘Yo no lo haría, señor Moreno’”.

Artículo de Enric JULIANA en La Vanguardia: Sube Orbán

Víktor Orbán desafía al bloque democrático húngaro con importaciones extra de gas ruso y amenaza con marchar de la Unión Europea. Y la mirada de Orbán se consagra como la fuerza emergente en España gracias a la genialidad táctica de Pablo Casado, Teodoro García Egea y sus asesores.

Vox pasa de 1 a 13 procuradores regionales en Castilla y León, la comunidad autónoma más grande de España. Se veía venir y se ha confirmado.

“En épocas de inestabilidad política como la actual, unas elecciones de segundo orden son capaces de condicionar el panorama general”, declaraba a finales de diciembre al diario El Correo el sociólogo electoral Narciso Michavila, cuyas opiniones son muy tenidas en cuenta por el actual grupo dirigente del Partido Popular. Era una apreciación casi leninista: cuando todo está en crisis, un movimiento audaz en la retaguardia puede modificar todo el campo de batalla.

De 1 a 13. Con los resultados de Castilla y León escrutados podemos afirmar que unas elecciones de segundo orden han colocado a Vox en disposición de dar órdenes al Partido Popular, después de una delirante campaña electoral en la que Casado ha hablado con el lenguaje de Orbán. Efectivamente, unas elecciones de segundo orden pueden modificar el cuadro general.

La organización política española que hace tres semanas recibía con todos los honores en Madrid al dirigente húngaro y a la plana mayor de la extrema derecha europea (todos ellos con excelentes conexiones con el Gobierno ruso) acaba de obtener una victoria política y moral a costa del PP, partido atlantista, inscrito en el orden conservador europeo. Anoche, Santiago Abascal ya reclamaba la vicepresidencia del futuro gobierno de Castilla y León. Desde Sevilla, el presidente de la Junta de Andalucía, Juan Manuel Moreno Bonilla, asistía a la escena, demudado. Los andaluces deberán ir a las urnas antes de que acabe el año, y fijar la fecha de esos comicios se convertirá ahora en un auténtico tormento.

Castilla ya no domina medio mundo como en el siglo XVI, y los campos de trigo de Ucrania están muy lejos de los trigales burgaleses, pero la consagración de la extrema derecha trumpista como fuerza emergente en España no es un dato menor en la actual coyuntura internacional. La contribución táctica de Casado y sus asesores a la tranquilidad de la Unión Europea en estos momentos cruciales es significativa. En Washington alguien también habrá tomado nota. La tendencia de la derecha española al ensimismamiento autárquico es una constante histórica difícil de modificar.

Después de una campaña electoral de verbo salvaje, el Partido Popular se ha quedado clavado donde estaba y el PSOE pierde cuatro puntos. En ningún caso puede afirmarse, como suponía Michavila, que las elecciones en Castilla y León signifiquen un refuerzo del bipartidismo en España.

El descontento sigue llamando a la puerta de las instituciones españolas. En las elecciones locales y regionales del 2015, esa riada la canalizó Podemos. Dos legislaturas después, la riada del malestar la encabezan Vox y los nuevos partidos locales de reivindicación provincial. El grito de Teruel. El grito de Soria. El grito de Jaén… El 42% de Soria ¡Ya! es un contundente manifiesto para todas las provincias pequeñas. España podría dirigirse a escenarios futuros de muy difícil gobernación.

Casado ha demostrado que no es el médium capaz de reabsorber el voto atraído por Vox. Su liderazgo volverá a ser cuestionado, pero la actual cúpula del PP controla los engranajes de un partido muy orgánico y jerarquizado. Próxima estación: Andalucía.

El resultado podía haber sido mucho peor para la izquierda si el pasado 3 de febrero la reforma laboral hubiese quedado dinamitada. El retroceso del PSOE no es buena noticia para el nuevo círculo de confianza de Sánchez, y la otra izquierda puede ir al desastre si Yolanda Díaz y el grupo dirigente de Podemos no alcanzan un mutuo acuerdo».

El candidato de Vox Juan García-Gallardo, junto a Santiago Abascal y Javier Ortega Smith en un acto en Valladolid (foto: Ical)

Artículo de Pilar GÓMEZ en El Confidencial (14-02-22): Génova descarta compartir Gobierno como exige Vox y diseña un «plan de convivencia» con Abascal

La dirección nacional instruirá sobre que «sumar no es gobernar juntos» y «toma nota» de los que han «torpedeado» el partido desde dentro, en alusión a la pugna con Isabel Díaz Ayuso

… «Mañueco y Casado hablaron ya el sábado y se sentaron las bases de la postura que se fijaría en función del escenario. El líder del PP dio carta blanca para negociar, pero con una línea roja clara: no habrá coalición de gobierno con los de Abascal, solo apoyo externo. En Génova han diseñado un «plan de convivencia» con Vox que pasa por «instruir» al electorado del centro derecha en que se puede sumar y no pactar el Gobierno. La dirección del partido apostará por romper el discurso de la izquierda, que ya desde anoche agitaba el mantra de «viene la ultraderecha». Los fontaneros de Casado saben que ceder consejerías a Vox penalizaría en las futuras citas electorales y no solo en Andalucía, donde ya se planteaban dudas sobre el posible adelanto electoral para junio. Hay tiempo para incluso irse a finales de año. Mañueco tiene de tope hasta el 10 de marzo para constituir las Cortes de Castilla y León y eso da margen a Juanma Moreno para hacer sus propios cálculos» …

Artículo de Xavier VIDAL-FOLCH en El País (14-02-22): Mañueco gana, Casado tropieza

Mañueco seguirá en la poltrona… si cede a la exigencia que planteó enseguida Santiago Abascal de entrar en el Gobierno

… » El PP no logró la mayoría absoluta rotunda que pretendía (41 escaños): quedó una decena por debajo. Tampoco una minoría mayoritaria de 35 procuradores que tal vez le habría permitido gobernar en inestable minoría.

Ni se erigió, en su feudo más propicio, en ese timón incontestable de las ofertas derechistas, como reclamaba Jose María Aznar, al decir sobre su pupilo que “muchas personas no tienen un referente fuerte en el que confiar”. No taponó el ruidoso ascenso de Vox. Ni destruyó completamente a Ciudadanos: la digna aventura y el escaño solitario de Francisco Igea se constituyen en testimonio vivo e implacable de los sesgos autoritarios imperantes en su antiguo socio.

No logró humillar al PSOE —en su taxonomía, “el sanchismo”—, que prácticamente le empató en voto popular. Ni achantar a la gran rival interna en ascenso, Isabel Díaz Ayuso, a la que hubo que convocar a mítines precipitados para achicar la fuga de los votos más carcas y evitar el desastre total.

Cada uno de esos hitos y objetivos fallidos son, por sí solos, de nota. Pero lo peor es que quiebran la secuencia planificada de convertir al jefe de la oposición en un presidente de Gobierno verosímil.

Tras Madrid, el gran estratega suponía que, tras Madrid, Castilla y León afianzaría la apariencia del PP como partido por sí solo hegemónico en la derecha y capaz de derrotar a las izquierdas. Y que un consiguiente adelanto en Andalucía lo consagraría. Todo ello visualizaría un cambio de ciclo para 2023, en una suerte de 14 de abril de 1931 a la inversa: la prefiguración municipal de una vuelta a la tortilla» …

Alfonso Fernández Mañueco y su consejero de Fomento y Medio Ambiente visitan una brigada antiincendios (foto: Nacho Valverde/Ical)
Artículo de Anabel DÍEZ en El País (14-02-22): Un espejismo demoscópico

El PP casi siempre gana en esta comunidad. Lo novedoso está en el crecimiento sostenido y constante de Vox

… «Un espejismo demoscópico llevó a los populares a interrumpir abruptamente la legislatura con la previsión de lograr casi una mayoría absoluta que les permitiera gobernar libres y sin ataduras. El PP ha ganado, y tiene resuelto el discurso frente al PSOE de que el cambio de ciclo se acerca y que se consumará en las generales. El friso queda con la victoria del PP, el ligero retroceso del PSOE, y con Unidas Podemos que da pasitos atrás. La coalición de gobierno nacional puede prepararse a sufrir de continuo el ataque del PP: el discurso de que son perdedores.

Ganar es lo que importa, pero disolver las Cortes y chocar con una legislatura de más pactos y concesiones no deja de ser una absoluta contrariedad para el PP. La intención de Pablo Casado de no pactar gobiernos de coalición con Vox escapa de su control. Santiago Abascal sentenció el domingo por la noche que había escuchado la voz de los castellanos y leoneses y había entendido que su partido tiene que estar en el Gobierno, codo con codo con Mañueco y con el programa electoral de los ultraderechistas para la región sobre la mesa. No era lo previsto para Mañueco ni para Casado. Tampoco esperaban que las plataformas provinciales fueran a demostrar tanto músculo» …

Artículo de Iván REDONDO en La Vanguardia (14-02-22): La «rebelión de los idiotas»

Hoy muchos se caen del burro, mientras el bipartidismo continúa desapareciendo

… » Estamos ante un nuevo acto instituyente como el 15-M. La pandemia lo ha acelerado. La Restauración avanza, pero la Perestroika también, aunque aún no tiene a nadie que la represente políticamente. Hoy muchos se caen del burro, mientras el bipartidismo sigue desapareciendo como fórmula. Los gobiernos de coalición son nuestra nueva tradición. En la derecha, el escenario chileno con un Vox poderoso, que dice hola al PP, se consolida. Y en la izquierda, el Código rojo toma forma. El balance de esta elección es que desde hace tres años se reduce de forma superlativa el peso electoral de la izquierda como bloque. Siguiente estación: Andalucía. Con las tres Españas compitiendo otra vez. ¿Jaén ruge? La mayoría PP-Vox es hoy la tendencia a escala nacional» …

El candidato socialista, Luis Tudanca, junto a su vicesecretaria general, Virginia Barcones (derecha), y su secretaria de Organización, Ana Sánchez (izquierda) (foto: Nacho Gallego/Efe)

Artículo de Esteban HERNÁNDEZ en El Confidencial (14-02-22): La izquierda está asustada: Sánchez tiene un problema grave, y no es Vox

Los resultados de Castilla y León han señalado que la distancia entre el bloque de izquierda y el de derecha se amplía a favor del segundo, lo que generará movimientos significativos en los partidos progresistas

Un elemento simbólico que nos dejan las elecciones de CyL: Podemos está en el mismo sitio que Ciudadanos

Los resultados de Castilla y León pueden poner nervioso a Sánchez y mover muchas fichas en el proyecto de Yolanda Díaz

… » Sin embargo, los problemas para los socialistas, tanto en Castilla y León como en la lectura en clave nacional, no provienen tanto de su partido como de la evolución política de nuestro país. La insistencia de la izquierda en el auge de Vox, que será enorme en estos días, solo puede servir para enmascarar una realidad cierta, su caída. El bloque de izquierda suma en CyL un 34% del voto, mientras que el de derechas alcanza el 50%. Y las cosas se complican porque ese giro forma parte de una tendencia general. Los partidos centrales, PP y PSOE, siguen concentrando buena parte del voto, pero el del descontento va a parar a la derecha populista y a las formaciones territoriales. En Castilla y León es la España Vaciada y en las comunidades con presencia nacionalista la intención de voto aumenta para las formaciones locales.

Como producto de esta tendencia, en las elecciones que se han celebrado desde la pandemia, salvo en la catalana, lo que hemos presenciado es el descenso en voto de los socialistas y el anclaje en un espacio minoritario de UP. Podemos es un partido en descomposición, con escaso arraigo popular, y menos aún en los territorios interiores, por lo que su escaso escaño no es ninguna sorpresa; es lo que le corresponde a una formación irrelevante. Un elemento simbólico que nos dejan las elecciones de CyL: Podemos está en el mismo sitio que Ciudadanos«.

… «En todo caso, y más allá de los errores en campaña, estos resultados son interesantes porque van a generar movimientos en la izquierda. Pueden poner nervioso a Sánchez, ya que el bloque PP+Vox parece sólido, y porque puede mover muchas fichas alrededor de la candidatura de Yolanda Díaz. La vicepresidenta segunda ya sabe que UP es un proyecto quemado y lo lógico sería que esperase a que ardiera del todo en Andalucía para poner en marcha su opción de una manera no contaminada. Lo que le queda es armar algo nuevo y claramente diferenciado de lo precedente si pretende tener algún recorrido, y este resultado ayuda mucho a que se convenza de algo de lo que ya parece convencida.

Pero esto es un problema para Sánchez, porque necesita a esa izquierda para gobernar. Puede resistir al PP, pero no a la suma de PP más Vox si no lo compensa con un movimiento similar, de modo que la formación a su izquierda aporte lo suficiente. Ahora mismo está muy lejos de ser así, y esto deja en una muy mala situación a los socialistas, no por sí mismos, sino porque, en ese bloque de mayorías en el que importan tanto los votos propios como los de las formaciones aliadas, el presidente se está quedando solo. Quizá tenga que empezar a ayudar a Yolanda Díaz de una manera más expresa».

Acto de cierre de campaña de Soria Ya (foto: María Ferrer)
Artículo de Ignacio ESCOLAR en elDiario.es (13-02-22): Fiasco de Pablo Casado en Castilla y León

Ni mayoría absoluta ni gobierno en solitario: el PP gana las elecciones y presidirá la Junta, pero fracasa en la estrategia política de relanzar a Pablo Casado como referente de la derecha, frente a Isabel Díaz Ayuso y Santiago Abascal

… «Casado ha fracasado en su estrategia. Pero eso no significa que la izquierda tenga algo que celebrar. Entre PSOE y Unidas Podemos se dejan ocho procuradores en las cortes. El PSOE pierde siete escaños y casi cinco puntos, en gran medida por el auge de los partidos de la España vaciada. Y en Unidas Podemos se dejan dos puntos y la mitad de sus escaños: de dos a solo uno.

Hace solo siete años, en 2015, Podemos obtuvo 10 procuradores en las cortes de Castilla y León. Hoy mantienen solo uno. Lo mismo que tenía Izquierda Unida en el año 2011.

El fracaso de la izquierda en un territorio que siempre le ha sido hostil es también consecuencia del desgaste del Gobierno de coalición en la España monolingüe –las Castillas, Madrid, Andalucía, Murcia…–, donde pagan el coste de la gobernabilidad. No hay políticas de izquierdas en el Parlamento nacional que no pasen por catalanes y vascos, como ha vuelto a quedar claro con la reforma laboral. Pero pactar con ERC, Bildu o PNV supone un coste para la izquierda en la España interior.

No mejora el PP, aunque siga gobernando. No gana la izquierda, que pierde aún más pie. Tampoco el supuesto centro, Ciudadanos, que nunca actuó como si realmente se creyera esa posición. Al margen de Soria Ya, los grandes triunfadores de la noche están en la ultraderecha, en Vox. Que se convierte en la tercera fuerza política de la comunidad, como ya lo es en el Parlamento nacional.

¿El auge de la ultraderecha es un cambio de ciclo? Está por ver. En las últimas elecciones generales, Vox consiguió el 15,21% de los votos en toda España: un 16,8% en Castilla y León. En estas autonómicas han crecido algo menos de un punto: llegan al 17,63%. No se han disparado: sacan casi lo mismo que lograron la última vez que se votó, dos años atrás. Pero hay un cambio importante: son decisivos para gobernar la comunidad.

Las primeras palabras de Santiago Abascal no dejan lugar a dudas de cuál es ahora su intención: a su candidato “se le está poniendo cara de vicepresidente”. Es dudoso que acepten otra opción, que es una pésima noticia para toda España y para Castilla y León. Será la primera administración de importancia en España donde la ultraderecha gobernará».

El cabeza de lista de Vox a las Cortes de Castilla y León por Valladolid, Juan García Gallardo, y el presidente de Vox, Santiago Abascal, tras conocerse el resultado de las elecciones a las Cortes de Castilla y León (foto: Ical)
Artículo de Teodoro LEÓN GROSS en The Objective (13-02-22): El que gana, pierde (10 notas de la noche electoral)

«Sólo Vox, España Vaciada y Ayuso tienen algo que celebrar después del error del PP al convocar estas elecciones»

1.- El que gana, pierde

2.- Paradoja: Ganando el PP, fracasa Casado

3.- Ayuso, éxito gratis

4.- Vox y la Teoría de la Cabra

5.- El votante de Ciudadanos [no] se muda a la melancolía

6.- Sánchez también pierde.

7.- Al despertar, Tezanos seguirá ahí

8.- Bloque izquierda a menos

9.- El Frente Estrecho de Yolanda Díaz

10.- La amenaza de la España Vaciada

(…)

El candidato de Unidas Podemos. Pablo Fernández, junto a la ministra de Trabajo en un acto en Castronuño (Valladolid)(foto: Intereconomía)
Artículo de Marta García Aller en El Confidencial: El espejismo del cambio de ciclo

Cuando Mañueco terminó su discurso no estaba Pablo Casado a su lado, mostrándole su apoyo, y haciéndose un hueco en el escenario como cuando Ayuso ganó el 4-M.

Nada más subirse al atril para valorar el resultado de las elecciones, entre aplausos, Alfonso Fernández Mañueco pidió agua. Necesitó un trago antes de anunciar desde Salamanca que el PP había ganado las elecciones en Castilla y León. Es extraño, porque normalmente la victoria no reseca tanto la boca. El presidente en funciones de la Junta empezó diciendo que estaba muy satisfecho con el respaldo recibido (31), uno que mejora un pelín su resultado anterior, pero no le da para gobernar en solitario, que era lo que quería cuando adelantó las elecciones por sorpresa.

Mañueco pegó otro trago antes de seguir hablando. Prometió a continuación un Gobierno «estable y fuerte» que no se decidiera «en los despachos», que es donde en 2019, aunque entonces el PP perdiera las elecciones, consiguió la Junta gracias al apoyo de Cs, que en paz descanse. Cuando Mañueco terminó su discurso no estaba Pablo Casado a su lado, mostrándole su apoyo, y haciéndose un hueco en el escenario como cuando Ayuso ganó las elecciones del 4-M. Hay victorias y victorias. La del 13-F es de las que Casado prefiere solventar con un simple tuit en el que anuncia «un cambio de ciclo» que lo único que cambia es la euforia de Vox, que con 13 procuradores tiene la llave de un Gobierno donde hasta ahora era irrelevante.

Mientras hablaba Mañueco en Salamanca, en Valladolid estaba Abascal celebrando su triunfo electoral bajo la lluvia y exigiendo la vicepresidencia de la Junta para Juan García-Gallardo, el candidato de Vox en Castilla y León, que no ha necesitado que nos aprendamos su nombre en la campaña para ser el gran triunfador de la noche. Su entrada o no en el Gobierno de Mañueco se decidirá, claro, en los despachos.

Las elecciones de Castilla y León las ha ganado el PP, pero las ha perdido Pablo Casado. El único objetivo que ha conseguido Génova de todos los que se había planteado con este adelanto electoral ha sido acabar con Ciudadanos (1), y ni siquiera habría necesitado adelantar estas elecciones para ello, porque Cs ya se estaba desintegrando solito.

Con el 13-F, el PP oficialmente quería conseguir un Gobierno más sólido en Castilla y León y una victoria que debilitara a Sánchez. Extraoficialmente, Génova también aspiraba a diluir el tirón de Ayuso apoyándose en un efecto Mañueco primero y un efecto Moreno Bonilla después. Calcularon los estrategas de Casado que un liderazgo en solitario en Castilla y León allanaría el camino en las elecciones andaluzas y debilitaría la alargada sombra del efecto Ayuso en las luchas internas del partido. No es esto lo que ha pasado.

En vez de diluir el liderazgo de Ayuso y asustar a Sánchez, lo que el PP ha conseguido con el adelanto electoral en Castilla y León (porque la Junta de Castilla y León ya la tenía) es cambiar un socio moderado por otro al que el propio Casado ha calificado de «extrema derecha», y al que ha acusado de «populismo antiliberal» y «oportunismo demagógico». Si Casado sigue pensando lo mismo que dijo en la moción de censura fallida a Sánchez, en octubre de 2020, es improbable que considere una buena noticia que el adelanto electoral haya fortalecido a Vox, su principal competidor en las urnas.

Gobierne o no en Castilla y León con el partido de Abascal, Vox sale ganando porque recobra un protagonismo que estaba perdiendo. No parece que esto sea una mala noticia para Sánchez ni que al presidente del Gobierno le quite el sueño el resultado del 13-F, como barruntaba Teodoro García Egea al salir a valorar los resultados en Génova. El cambio de ciclo que anunciaba el PP y que empieza en Castilla y León no es el que Génova esperaba. No afianza el liderazgo de Mañueco ni el de Casado, sino el de Abascal y el éxito de los partidos regionalistas como Soria ¡Ya! (con el 42% de los votos de su provincia). Un liderazgo débil en el PP con un Vox cada vez más fuerte no es una buena noticia para Casado.

Tampoco la noche del 13-F ha sido buena para el PSOE, pero no tan mala como para que en Moncloa se la tomen como un antes y un después. El socialista Luis Tudanca ha perdido estas elecciones (de 35 a 28 procuradores), pero Sánchez puede sacar tajada de ellas. Al PSOE le han puesto en bandeja insistir en que es la única alternativa a un Gobierno con Vox, como ya se encargó de subrayar Adriana Lastra la misma noche electoral. Fue la vicesecretaria general del PSOE la que salió a decir que el resultado del 13-F era un «fracaso» para el PP. Si no lo hubiera sido también para el PSOE, no habría sido ella la encargada de salir a dar la cara. La mejor prueba de que no fue una buena noche para el bipartidismo es que ninguno de sus líderes salió a celebrar nada.

Casado, Ayuso, Mañueco y Feijóo en un acto en Valladolid (foto: leonoticias)
Artículo de Lola GARCÍA en La Vanguardia: Al cap d’Ayuso

«Casado no ha conseguido frenar a Vox ni despegarse de la líder madrileña. Primera constatación: los ciudadanos de Castilla y León no han entendido a qué venían estas elecciones. De ahí que, pese a estar bajo el foco político de toda España, la movilización ha sido escasa. Y cuando la gente no ve claro por qué se adelantan unas elecciones, el riesgo es mayúsculo. A partir de ahí, los líderes de los dos grandes partidos, Pedro Sánchez y Pablo Casado, pueden extraer conclusiones notables de esta convocatoria.

Sánchez no alberga intenciones de adelantar las generales, salvo imponderables que puedan surgir durante la legislatura, pero después de lo ocurrido en Castilla y León, menos aún. Si la política es gestión de expectativas, el PP no puede estar satisfecho, pero sería un error que el PSOE lo estuviera. Los socialistas caen de forma significativa. Su electorado está apático. Y la fragmentación del panorama político le va a propinar bocados aquí y allá, como ha pasado con Soria ¡Ya! Surgen movimientos sociales que no recalan en la izquierda, ni siquiera en Unidas Podemos. El Congreso que salga de las próximas generales será un crisol más variopinto.

Pero Castilla y León marca una inflexión en el proceso de transformación de la derecha. De los tres partidos vamos a pasar a dos. Ciudadanos va apagándose a cada elección. Parte de sus electores regresan al PP, pero otros prefieren a Vox o incluso optan por la abstención. Esa simplificación del panorama a la derecha complica la vida al PP, ya que lo une más a la ultraderecha. Sin ella, no le es posible gobernar.

Durante la campaña, el moderado Alfonso Fernández Mañueco ha tratado de emular a Isabel Díaz Ayuso. Incluso ha llegado a enarbolar la defensa de la lengua castellana “frente a cualquier intento de socavarla”. Mañueco era una ficha de dominó del reguero que Pablo Casado había ideado y que empezaba a correr con el impulso de Ayuso en Madrid y debía continuar en Castilla y León­, Andalucía… hasta culminar en las generales. Una estrategia diseñada para que Pablo Casado pudiera marcar distancias precisamente con la líder madrileña.

Habrá que ver ahora si el presidente andaluz, Juan Manuel Moreno Bonilla, se presta a formar parte de ese supuesto efecto dominó o deja las elecciones para cuando tocan, a finales de año. La intensa implicación de Casado en estas elecciones también pone en entredicho el tirón de su liderazgo. Ayuso logró atraerse a todos los votantes de Ciudadanos, que quedaron arrasados, pero sobre todo consiguió frenar a Vox en la Comunidad de Madrid (que aun así creció en un diputado). Pero el tándem Mañueco-Casado se ha quedado lejos de ese objetivo. La conclusión inevitable es que el liderazgo cuenta. Y mucho.

Casado no ha alcanzado uno de sus objetivos con este adelanto electoral: despegarse de Ayuso. No sería de extrañar que, después de la tregua declarada entre ambos con motivo de esta cita electoral, la presidenta de la Comunidad de Madrid vuelva a reclamar que se convoque cuanto antes el congreso del PP regional para asaltar su presidencia. La pregunta del millón es: ¿qué estará pasando por la cabeza de Ayuso leyendo el resultado de estas elecciones?

Portada: mesa electoral en Otero de Bodas (Zamora)(foto: Araceli Saavedra)

Ilustraciones: Conversación sobre la historia

Artículos relacionados

LA ESPAÑA ABANDONADA (1). El conservadurismo como marco del reto demográfico

Volver a casa, pero sin hogar

LA ESPAÑA ABANDONADA (2). Contra Sergio del Molino: La España que no quiere mirarse en el espejo

El (frustrado) destino atómico de Castilla y León

 

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí