Justo Beramendi González (1941-2024) “In Memoriam”

Daniel Salgado 

Acaba de morir Justo Beramendi. Su voluminoso De provincia a nación ofrecía exactamente lo que su subtítulo anunciaba: una historia del galleguismo político. No solo “una”. El relato que trazó Justo G. Beramendi en esas más de mil páginas, publicadas en 2008 y que le valieron el Premio Nacional de Ensayo, se convirtió en una suerte de retrato canónico del nacionalismo gallego, el movimiento político cuyo nacimiento sitúa en el provincialismo que se oponía a la división de 1833 y su lenta y accidentada metamorfosis en, sobre todo, el actual BNG. Beramendi, catedrático de Historia Contemporánea de la Universidad de Santiago de Compostela, murió este miércoles, 3 de julio, a los 82 años en Santiago de Compostela.

El historiador había nacido en Madrid en 1941. Allí inició estudios, pero de ingeniería industrial y más tarde, en Barcelona, de traducción. Fue también cuando se metió en política antifranquista, de entrada en la extrema izquierda revolucionaria. De esa época data Miseria de la economía. Del marxismo científico al marxismo dogmático, escrito junto a Eduardo Fioravanti y editado en 1974 en Península. No seguiría ni esa vía teórica ni ese camino político. A mediados de los 70 se trasladó a Galicia e ingresó en el Partido Socialista Galego liderado por Xosé Manuel Beiras. La formación, fundada en la clandestinidad en 1963, era de obediencia nacionalista y marxista, y su estela conduce, con idas y venidas, al BNG que hoy encabeza Ana Pontón.

Pero más allá de su militancia en el nacionalismo gallego de izquierdas, lo que implicó el asentamiento de Beramendi en Galicia fue un cambio en sus intereses como investigador. Lo que resumió en la etiqueta de galleguismo político ocupó a partir de entonces sus trabajos y sus días. Vicente Risco no nacionalismo galegoA vida e a obra de Ramñon Vilar PonteAlfredo Braña no rexionalismo galego o Manuel Murguía fueron monografías que dedicó a algunos de sus intelectuales orgánicos decisivos. Desde 1995, año de su publicación, el tomo O nacionalismo galego, coescrito junto al también catedrático Xosé Manuel Núñez Seixas, funcionó de manual de referencia accesible al gran público.

“La aportación del nacionalismo gallego a la política española fue escasa. Nunca tuvo gran fuerza, pero siempre encajó en el bloque democrático y progresista”, declaraba a El País tras obtener el Premio Nacional de Ensayo del Ministerio de Cultura en 2008, “y ayudó a la modernización política de España en la Restauración y en la II República; también en la Transición, a pesar de cometer errores tácticos [en el primer Parlamento gallego, los tres diputados del Bloque Nacional-Popular Galego, más tarde, BNG, se negaron a jurar la Constitución y fueron expulsados] que pagó muy caro”. El galardón lo mereció De provincia a nación. Historia do galeguismo político (Xerais, 2008), resultado de 25 años de indagaciones, celebrado por propios y extraños y al que apusieron alguna crítica sectores independentistas que consideraron infravalorada la representación de su tradición política en el estudio. “Cualquier libro de historia realizado con un rigor mediano da claves sobre el presente”, dijo entonces.

Beramendi fue activo colaborador y cofundador de revistas -la radical Negaciones a finales de los 70, A Trabe de Ouro, publicación de pensamiento crítico dirigida por el escritor Xosé Luís Méndez Ferrín, o la mensual Tempos Novos, del periodista Luís Álvarez Pousa, ambas en los 90. Además presidió el patronato del Museo do Pobo Galego de Santiago de Compostela y en 2017 recibió la medalla Castelao de la Xunta de Galicia, entonces en manos de Alberto Núñez Feijóo. Su sucesor, Alfonso Rueda, ofreció en redes sociales sus condolencias a familiares, compañeros y amigos del historiador: “Una pieza clave en la construcción y fortalecimiento de nuestra cultura”.

Fuente: Diario.es (Galicia) 3 de julio de 2024

Ilustraciones: Conversación sobre historia

Portada: Real Academia Galega

2 COMENTARIOS

  1. Conocí a Justo Beramendi hace ya unos años. Además de su valía como historiador, Justo era una persona accesible, humilde y comprometida. Una gran pérdida. Que a terra lle sexa leve !

  2. Justo nos regaló vida y sabiduría. Le debemos generosidad personal y conocimientos innovadores. Nos enseñó una dialéctica empapada de marxismo crítico con el que amasó la levadura de nuevos horizontes historiográficos.
    ¡Gracias, Justo, y muy fuertes abrazos interminables!!

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