Hacía falta un libro que recordara las torturas en la Real Casa de Correos de la Puerta del Sol
Pablo Alcántara Pérez
La mayoría de los españoles (por no decir todos) conocen la Real Casa de Correos de la Puerta. Quizás por el nombre no. Pero si les pones una imagen del edificio te dirán: “¡Las campanadas de Año Nuevo!” La mayoría de televisiones (sobre todo las de ámbito nacional) retransmiten a través de ese edificio la llegada del nuevo año, con las famosas uvas. Muchos que hayan hecho turismo por la capital sabrán que en ese edificio hay placas a los que lucharon el 2 de mayo de 1808, a las víctimas de los atentados del 11-M y de la pandemia del covid-19. Pero no hay nada que recuerde lo que ocurrió entre sus cuatro paredes a lo largo del siglo XIX y principios del XX y sobre todo, durante la dictadura franquista. En mi nuevo trabajo La DGS. El palacio del terror franquista (Espasa, 2024) desentraño el oscuro pasado de este lugar.
Desde los inicios de Madrid hasta la Dirección General de Seguridad (DGS) en la Puerta del Sol.
En mi anterior trabajo, La Secreta de Franco (editado también por Espasa) analizaba la institución de la Brigada Político Social (BPS), la policía política de la dictadura franquista. Ahora me ha interesado analizar la historia del edificio que albergó dicho organismo, en pleno centro de la ciudad.
La construcción de la Real Casa de Correos se retrotrae a finales del siglo XVIII, con Fernando VI y Carlos III, cuando los Borbones comienzan las construcciones del Madrid moderno. En el primer capítulo del libro estudio el nacimiento de Madrid y cómo llegó a convertirse en capital del Reino con Felipe II. Cómo esto cambia la ciudad por completo, pasando a convertirse en Villa y Corte.
Las primeras referencias a la Puerta del Sol ya son de movilizaciones y revoluciones. Concretamente, los Comuneros de Castilla. Esta plaza, que poco a poco se convertirá en el epicentro de la urbe, vivirá las luchas más importantes en época Moderna y Contemporánea. El motín de Esquilache, el levantamiento del 2 de Mayo de 1808, las revoluciones liberales, las luchas obreras madrileñas, la proclamación de la II República. Todos estos acontecimientos tendrán como protagonista la Puerta del Sol.
En contraposición, la Real Casa de Correos. Construida en un primer momento para el servicio postal, pronto empezó a tener en su seno guarniciones militares, debido a los disturbios que había cerca del edificio. En 1848 pasará a albergar al Ministerio de la Gobernación (hoy Interior), que llevará a cabo las principales políticas de orden público contra liberales, progresistas, republicanos y el movimiento obrero. Y hará todo lo posible por crear un servicio centralizado de Policía, mediante la creación de la DGS, que aunque tendrá sus primeros conatos a mediados del XIX, no será hasta 1912 cuando se estabilice del todo. Todo esto se desgrana en el segundo capítulo del libro.
Un estudio sobre la represión política en periodos más desconocidos que el franquismo, pero donde la violencia policial estuvo muy presente, como la Restauración o la Dictadura de Primo de Rivera. Para entender que el franquismo no vino de la nada, sino que hubo periodos previos de brutal violencia contra trabajadores, estudiantes, etc.
La DGS en la Puerta del Sol
En septiembre de 1939, tras el final de la Guerra Civil, se instaló en la Real Casa de Correos la DGS, donde iban a estar la BPS, la Brigada de Investigación Criminal y la mayoría de cuerpos represivos del franquismo. La elección del lugar no es casual: está en pleno centro de la ciudad, con lo que se podían controlar todos los movimientos contra el régimen que pudiera haber. Y además también era una cuestión simbólica. Querían borrar el pasado de protesta y revolucionario que se albergaba en dicha zona.
Entre las cuatro paredes del céntrico edificio pasaron la mayoría de luchadores y luchadoras antifranquistas de este país. Da igual que fueras obrero, estudiante, intelectual, cura, artista, mujer que abortaba, del colectivo LGTB. Cualquier persona que cuestionara y luchara contra el régimen franquista, desde un plano político o moral, era susceptible de pasar tres días (o más) en los calabozos de la DGS. Y sufrir torturas, tanto psicológicas como físicas.
En los tres siguientes capítulos del libro, los centrales del estudio, se analizan los diferentes periodos por los que pasó la DGS durante la dictadura. Y las diferentes personas que fueron detenidas. Y se cuentan historias de torturas salvajes, como las de Grimau o Enrique Ruano. O de muertes, como las de Cristino García Granda o Tomás Centeno. También los escritos de personas que fueron torturadas allí, como las de Ricardo Bastid y su libro Puerta del Sol o Stuart Christie y su libro Franco me hizo terrorista. Todo ello para analizar de forma pormenorizada lo que fue aquel palacio del terror franquista. Y además también estudiar la trayectoria de los directores generales de seguridad.
La Real Casa de Correos de la Transición a hoy
¿Qué ocurrió con este edifico tras la muerte del dictador Franco? Hasta 1983 se mantuvieron las dependencias policiales, ocurriendo también episodios de violencia institucional, tortura y muerte en estos años que fueron de todo, menos pacíficos. Los casos de José España Vivas, Arregui y sobre todo, el caso del Nani, el primer desaparecido de la democracia, son estudiados en este trabajo. También lo que pasó con los directores generales de seguridad franquistas, como Arias Navarro, que fue el primer presidente del Gobierno de la Monarquía y después senador por Alianza Popular. Todos ellos fueron indultados por la Ley de Amnistía.
Actualmente, desde los años 80, el edificio alberga la sede de la Presidencia de la Comunidad de Madrid. La Puerta del Sol, a pesar de los intentos del franquismo de borrar su pasado revolucionario, ha vuelto a convertirse en epicentro de protesta, sobre todo, a raíz del 15-M del 2011. Lo que han intentado borrar los diferentes gobiernos del PP en la Comunidad de Madrid es el pasado de la Real Casa de Correos. También ha pasado con otros palacios del terror franquista por toda España (salvo Vía Layetana en Barcelona). Las asociaciones memorialistas piden que haya una placa que recuerde lo que allí ocurrió. Cómo pasa en otros países, como Portugal, donde hay un museo de la dictadura de Salazar en pleno centro de Lisboa (el Museo do Aljibe). Todo esto se analiza en los anexos del libro.
Este trabajo quiere ser un granito de arena para que ese pasado oscuro del franquismo no se olvide jamás.
Presentación. La Real Casa de Correos de la Puerta del Sol, lugar de memoria de la represión franquista.
El franquismo fue un régimen en el que la violencia política y la represión estuvieron presentes desde el primer momento. La idea de que hubo una posguerra de «duras» represalias y un tardofranquismo más «blando» es falsa, ya que las persecuciones, las detenciones, las torturas, los fusilamientos y las penas de muerte fueron una constante durante sus casi cuarenta años de existencia.
El aparato policial que, junto con los militares, dirigió las fuerzas de orden público y la justicia —con los consejos de guerra y el Tribunal de Orden Público (TOP)—, la Policía armada y, sobre todo, la Brigada Político Social (BPS), fueron básicos para poner en marcha la represión contra la oposición antifranquista.
La BPS dependía de la Dirección General de Seguridad (DGS), creada en el siglo XIX, aunque fue durante el franquismo cuando adquirió sus mayores cotas de poder. No solo ejerció la violencia contra obreros, estudiantes, intelectuales y artistas antifranquistas, sino contra todos aquellos que no se amoldaban a los parámetros de la moral nacional católica (homosexuales, mujeres que abortaban, que celebraban el carnaval o que se ponían bikinis en la playa). Desde 1939 hasta 1983 —aunque algunas dependencias policiales se mantuvieron hasta 1991—, la sede de la dirección policial estuvo en un edificio muy reconocido por la mayoría de los españoles de entonces y de ahora: la Real Casa de Correos, en la Puerta del Sol, esa plaza madrileña donde se celebra la llegada del año nuevo.
Sin embargo, para miles de personas el lugar tiene un significado mucho menos festivo, pues representa malos tratos, miedo, torturas, terror y muerte. Para quienes estuvieron allí detenidos durante la dictadura y la Transición, la Real Casa de Correos era un «oscuro caserón» y «un lugar sombrío», tal y como me manifestaron en las entrevistas que les hice; incluso la cárcel les parecía un «alivio» en comparación con los calabozos del palacio de la céntrica plaza. Actualmente, el edificio es la sede de la Comunidad de Madrid, y la Puerta del Sol ha recuperado el papel de lugar de reivindicación, protesta y lucha que tuvo desde sus inicios.
Comuneros, antifranceses, liberales, republicanos, obreros, socialistas, comunistas, anarquistas… todos ellos ocuparon dicho espacio para reivindicar avances y cambios sociales, lo que la convirtió en el lugar de referencia para cualquier manifestación de carácter político durante la Edad Moderna y los primeros tiempos de la Contemporánea.
El franquismo intentó borrar ese legado mediante la represión y el traslado de su ceremonial a otros lugares emblemáticos de la capital, como la Plaza de Oriente, y convirtiendo uno de sus edificios más representativos en un lugar de terror. Fue con el regreso de las libertades cuando el legado reivindicativo volvió a florecer.
En la Real Casa de Correos hay placas en honor de los que lucharon contra los franceses el 2 de mayo de 1808, de las víctimas del atentado del 11 de marzo de 2004 y de los miles de muertos por la Covid-19. Sin embargo, no hay nada que recuerde a aquellos que fueron torturados y asesinados durante la dictadura de Franco y la Transición a la democracia. Ni una leve mención que los recuerde.
Cada vez se escuchan más voces —no solo de víctimas del franquismo— que piden que el edificio se convierta en un lugar de memoria, como ya ocurre en países como Portugal, con el Museo do Aljube, donde torturaba la PIDE de la dictadura salazarista, o Argentina, con la Escuela Mecánica de la Armada (ESMA).
La identificación del palacio de la Real Casa de Correos —sede primero del Ministerio de la Gobernación y después de la DGS— con la represión vivió su momento álgido durante el franquismo. Este libro tiene como objeto dar a conocer lo que ocurrió en ese edificio desde que se inauguró en el siglo XVIII hasta nuestros días, centrándonos en las historias de todos esos trabajadores, universitarios, artistas e intelectuales que fueron torturados y maltratados —incluso asesinados— por las fuerzas de orden público durante los cuarenta años de dictadura y los primeros de la Transición.
En los últimos tiempos se han publicado importantes trabajos sobre la represión franquista y la violencia política a lo largo de la historia de España. Sin embargo, sobre el epicentro de terror que fue la Real Casa de Correos no existe ninguno hasta la fecha. Con este libro pretendo rellenar ese vacío historiográfico, para seguir avanzando en la comprensión de la represión franquista y de la violencia política y policial. También quiero reivindicar la memoria de las víctimas que sufrieron torturas en el céntrico edifico; su historia no puede caer en el silencio y el olvido, sino que debe reivindicarse. Las voces que nos recuerdan que allí se torturaba y asesinaba siguen resonando en la Puerta del Sol y sus alrededores. Y mi deseo es que sean escuchadas.
Índice
Prólogo. Los símbolos que imprimen el carácter de una ciudad
Presentación. La Real Casa de Correos de la Puerta del Sol, lugar de memoria de la represión franquista
- Los orígenes de la Puerta del Sol, de la Real Casa de Correos y de la Policía (720-1847)
La raíz medieval del Madrid
Crece Madrid y crecen las revueltas sociales
La Puerta del Sol como centro neurálgico de la Villa de Madrid
La construcción de la Real Casa de Correos
El motín de Esquilache y otras revueltas populares
Las primeras fuerzas de orden público
El levantamiento del 2 de mayo de 1808
El absolutismo persigue la disidencia
La Policía fernandina
La Policía en la época isabelina
El Ministerio de la Gobernación, debido a las nuevas revueltas, se traslada a la Real Casa de Correos
- De la Real Casa de Correos a la Dirección General de Seguridad (1847-1939)
La Vicalvarada
La Puerta del Sol se transforma
Nuevas revoluciones y revueltas contra la monarquía
El nacimiento del movimiento obrero en España
Las fuerzas del orden adquieren, por ley, un carácter represor
La Dirección General de Seguridad se reinventa durante la Restauración
La DGS fracasa por la intromisión militar
Las fuerzas del orden ante los primeros estallidos revolucionarios(anarquistas y socialistas)
La Semana Trágica de Barcelona
Arrecian las críticas contra las fuerzas del orden
Los anarquistas en el punto de mira
El asesinato de Canalejas en la Puerta del Sol: renace la DGS
La represión se acentúa
La DGS durante la dictadura de Primo de Rivera
La DGS intenta reinventarse en la Segunda República
Revolución de 1934. La represión se mantiene
La actuación de la DGS y las fuerzas del orden durante la Guerra Civil
- El «Belsen español» (1939-1953)
Las primeras organizaciones antifranquistas
La represión se institucionaliza
La DGS se reestructura
Los comienzos del terror en la DGS
La DGS colabora con el espionaje alemán
La DGS se convierte en el «belsen español» (1941-1951)
Una DGS cada vez más preparada
Primer objetivo: acabar con los comunistas
Los anarquistas en el punto de mira
Los socialistas también son objetivo de la DGS
La cueva de la fiera en la Puerta del Sol
- La DGS durante la «apertura» del franquismo (1953-1963)
Los años más «calmados» de la DGS
El movimiento estudiantil pone en jaque a la DGS
La DGS toma un nuevo impulso
Mayo de 1958. La Jornada de Reconciliación Nacional
Junio de 1959. La Huelga Nacional Pacífica
El relato de un escritor que pasó por el palacio del terror franquista
La DGS aniquila a dirigentes y militantes de la oposición antifranquista
Julián Grimau en la DGS
El caso de Francisco Granado y Joaquín Delgado
La DGS estrecha aún más el cerco sobre la oposición
- La DGS durante el tardofranquismo (1964-1975)
La DGS se ceba también con los extranjeros
La DGS y el tira y afloja internacional
El caso Humberto Delgado
El caso Léon Degrelle
La DGS ante el aumento de la presión estudiantil
El asesinato de dos estudiantes se convierte en el ojo del huracán
La DGS declara la guerra a los «quinquis»
La DGS contra la cultura disidente
Los escritores antifranquistas alzan la voz
Los curas obreros, nuevo objetivo de la DGS
Tampoco las mujeres ni los homosexuales escapan a la DGS
- El canto final de la dictadura: el terror se ceba en la Real Casa de Correos
Pulso contra CC. OO. y el PCE
Marcelino Camacho, en el punto de mira de la DGS
El PCE en el foco de la DGS
Un nuevo enemigo para la DGS: la Liga Comunista Revolucionaria
El estado de excepción como arma contra el movimiento obrero
La DGS y el terrorismo
ETA desafía a la DGS
La DGS persigue a los dirigentes del FRAP
- La Real Casa de Correos en la Transición y después
Los herederos del franquismo se ven desbordados por la movilización popular
Las fuerzas del orden responden con más represión
La DGS mantiene sus usos y costumbres
Artistas, abogados y periodistas en el punto de mira
Diciembre de 1976: Carrillo es llevado a la DGS
La «semana negra» de la Transición
La matanza de Atocha
Los torturadores y los asesinos de la DGS quedan impunes
Nuevos atropellos por parte de las fuerzas del orden
Fulgurantes carreras de los policías franquistas
La falta de depuración en las fuerzas del orden salpica al PSOE
El caso El Nani
El significado de la Puerta del Sol a día de hoy
Epílogo. La escena del crimen, por Lucas Marco
Agradecimientos
Anexo
Relación de siglas utilizadas
Otros centros de detención y tortura durante el franquismo
Ejemplos de lugares de memoria
Notas
Bibliografía
Índice onomástico
Presentación y sumario del libro de Pablo Alcántara La DGS. El palacio del terror franquista (Madrid, Espasa, 2024)
Fuente: Conversación sobre la historia
Portada: imagen de los años 60 de la sede de la Dirección general de Seguridad (foto del blog Madrid insólito, https://www.entredosamores.es/insolito%20madrid/insolito183.html)
Ilustraciones: Conversación sobre la historia
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En memoria de los hombres y mujeres que pasaron por ese centro policial, quiero recordar a Luis Alberto Quesada y a su compañera, Asunción Allué, cuya experiencia me relataron ellos mismos hace muchos años. Él fue voluntario al ejército republicano con 16 años y llegó a ser capitán y comisario político (el más joven, según él). Fue herido de bala enuna pierna. Luego luchó en la resistencia en Francia y volvió a España enviado por el PCE a la actividad clandestina. Detenido a consecuencia de una delación, fue conducido a la DGS de la Puerta del Sol, donde fue torturado durante quince días. Estaba incomunicado, pero oía llorar a un bebé de vez en cuando. El caso es que oía a su propio hijo, sin saberlo, pues Asunción, su mujer, que había dado a luz poco antes, también fue detenida. Es posible que ella también oyera los gritos de dolor de su compañero. Asunción salió sin cargos, pero Luis Alberto fue condenado a cadena pèrpetua y pasó trece años en distintas cárceles, principalmente en la de Burgos, donde participó en numerosos actividades políticas y culturales, junto con Marcos Ana, Simón Sánchez Montero, Melque Rodríguez, Sixto Agudo y tantos otros. (Esa actividad daría para otro libro, aunque los citados y otros se refieren a ella en sus libros memoriales). Todos ellos lucharon por las libertades y la dignidad humana desde su adolescencia hasta su muerte.
Creo que el Centro de la Memoria de Salamanca custodia un archivo suyo. Escribió varios libros, algunos de poesía, y su historia recuerda en parte a la de Marcos Ana, amigo y camarada suyo, con el que compartió muchas cosas.