“El amanecer de todo”. Otra historia es posible[1]

 

 

Ricardo Robledo *

 

 

 

No suele ser habitual que el libro de un antropólogo (David Graeber) y un arqueólogo (David Wengrow), con una extensión de 840 páginas, se convierta en un éxito editorial.  El amanecer de todo ocupó un lugar destacado  en la lista de best sellers de The New York Times, Der Spiegel y fue elegido  libro del año 2021 por SundayTimesObserver  y BBC History.[2]  Cuando se publicó, comentó Wengrow en una entrevista, salían cerca de cinco reseñas a la semana; con tantas contradicciones que dejaban en evidencia que no todos se habían leído el libro (Nagatsu,  2023). Eso mismo parece que ocurre con alguna reseña que acaba de publicarse en una revista, supuestamente académica, como Arbor, en la que se hace decir a Graeber y Wengrow lo contrario de lo que defienden…[3] Llama la atención que haya pasado bastante desapercibido mediáticamente en España, si bien lleva, de momento, seis ediciones.

Parece que todo este éxito no se corresponde necesariamente con el académico. Es una obra ambiciosa, pero no pedante. Provocativa. Los autores confiesan que se la tomaron como una especie de  divertimento, un viaje intelectual de unos diez años para reconstruir la gran narrativa de la historia de la humanidad sin responder a una presión editorial o académica “seria”.  El lector agradece este afán de libertad que hace más llevadera la travesía de la investigación arqueológica, salpicada a menudo de apuntes metodológicos o historiográficos que alguno podría calificar de irrespetuosos.  Una de las mejores ilustraciones es la extensa nota 1 (pp. 649-650) en la que se critica la manía cuantitativa que tienen algunos autores. En este caso lo que se pretendía medir era el grado de concentración (Índices de Gini) de los ingresos de los cazadores de mamuts del Paleolítico que se han estimado en 1,10 dólares diarios. Ahora bien, ¿para qué puede servir el cálculo monetario si no se valora lo que los recolectores obtenían gratis? se preguntan  los autores que concluyen  “por supuesto todo esto es bastante estúpido, pero esa es en realidad nuestra argumentación: si se reduce la historia a índices de Gini lo que sigue es necesariamente estúpido”. No sorprende que el profesor criticado, Ian Morris, publicara dos reseñas para tratar de rebatir esta argumentación.

La fortaleza de algunos lugares comunes, discutidos sistemáticamente en El amanecer de todo, se debe a divulgadores famosos como Jared Diamond que siguen repitiendo lo mismo que decían los filósofos del siglo XVIII: no puede haber grandes poblaciones en las que resulten innecesarios  reyes, presidentes y burócratas. Conclusión “terrible” no solo para los anarquistas, contestan los autores, sino para cualquiera que piense si existe alguna alternativa viable al statu quo: “pese a su tono de seguridad esta clase de frases no está respaldada por ningún tipo de prueba científica” (p.22).

David Wengrow (izquierda) and David Graeber (foto: Kalpesh Lathigra)

Estamos ante un libro, por tanto, que va a contracorriente; domina el afán divulgativo de las investigaciones de los últimos treinta años que permiten reconstruir la historia de la humanidad, menos tallada en piedra de los que suponemos y más llena de “divertidas posibilidades” sobre los orígenes de la agricultura, de la propiedad, de las ciudades, la democracia, la esclavitud y la civilización misma (p.40).  Me atrevería a decir que parte de los programas de historia que hemos explicado a nuestros alumnos pierde verosimilitud tras las críticas recibidas. Y lo mismo ocurre con las tesis de algunos investigadores y divulgadores famosos como F. Fukuyama, N. Harari o J. Diamond que son discutidas a veces muy irónicamente, incluso con desafío. Junto a los elogios no le han faltado críticas tanto desde la derecha como desde la izquierda, aspectos que desarrollo en otra publicación. Digamos tan solo que, dada la tendencia proanarquista de El amanecer de todo,  las críticas severas desde la izquierda (de Monthly Review, por ejemplo) no han perdonado dos cosas: el que no se siga el marco evolutivo en el que se basan todos este tipo de estudios y el que no se cuente con los condicionamientos sociales y  materiales (ecológicos, división de clases…). En el fondo se trataría de salvar la autonomía individual y la capacidad de la acción colectiva con cierto voluntarismo. Se trata de una opción arriesgada como lo es también, cuando se se está hablando de «la humanidad», el pasar por alto  todo que se ha investigado sobre los primeros pasos de esa humanidad (la mayoría de existencia del homo sapiens) y su  igualitarismo social que ellos rechazan.

El amanecer de todo tiene la ambición de que el mejor conocimiento del pasado remoto (de los últimos 40.000 años) ayude a comprender las posibilidades de cambio social actual. No se trata de una especulación bien intencionada sino del convencimiento de que solo podremos pensar en otro mundo distinto si creemos que el actual estado del mundo no es el resultado inevitable de los últimos 10.000 años. Pero, para imaginarlo, hay que cambiar el pasado como sugería David Graeber que tuvo la desgracia de fallecer en septiembre de 2020 al poco de concluirse el manuscrito. [4] Una breve nota biográfica resulta oportuna.

El activismo le venía de familia. Su padre, que luchó en la Guerra civil, creía que Barcelona había sido uno de los mayores experimentos de la historia mundial, “porque lo que descubrimos allí fue que los trabajadores de cuello blanco en realidad no hacen nada”.  Su historia de activista pudo empezar en la contracumbre de Seattle a fines de 1999,  siguió en  el Foro Económico Mundial en Nueva York en 2002 y tuvo su culmen en 2011 cuando  se involucró en el movimiento Occupy Wall Street (“un experimento social de democracia no jerárquica «) siendo el responsable del lema «Somos el 99%»[Capitán Swing, 2014]. En 2007  no se le había renovado el contrato en la Universidad de Yale no tanto por su activismo político como por implicarse en la organización sindical del campus en defensa de los estudiantes de posdoctorado. Invitado en 2006 a dar la conferencia Malinowsky en la London School of Economics  (LSE), distinción reservada a quien ha efectuado una aportación sobresaliente,  fue luego profesor de la LSE donde dio clases de antropología social, especializada en teorías del valor, el dinero, la deuda, la política, las clases y los movimientos sociales.(Graeber, 2005; Frank. 2020).

Excavación en la cueva de Mandrin, en el valle del Ródano (Francia), que contiene evidencias de la migración del Homo sapiens en el territorio Neanderthal (foto: Ludovic Slimak/AFP/Getty Images)

Si bien el libro sintetiza el pensamiento de los dos autores, probablemente el impulso principal en la exploración de un pasado distinto que pueda abrir caminos nuevos se deba más a Graeber por sus investigaciones más allá de la mera antropología cultural.  Quizá su libro Debt: The First 5,000 Years, publicado en 2011  sea el más representativo de cómo abordar un estudio antropológico, el primero que se hacía sobre la institución de la deuda, con un análisis riguroso sobre la crisis financiera del momento. Graeber se apartaba de la receta oficial de la austeridad impuesta a diestra y siniestra con el consiguiente coste social que aún estamos sufriendo. Ante la inflexibilidad de la política convencional se demostraba que siempre había habido mecanismos de condonación como “el perdón de la deuda” que permitió a Solón liberar a los campesinos griegos de la esclavitud de la deuda (p. 639) o deudas que no se han pagado como ejemplifican las leyes de bancarrota. Otro estudio en el largo plazo, que no coincidía con el optimismo del cambio técnico, es el llamativo Trabajos de mierda [5]en el que se analizan las formas de empleo remunerado que son completamente inútiles (Graeber, 2023).

Gracias a esta perspectiva el lector de El amanecer de todo puede imaginar que la evolución de nuestro desarrollo (como demuestra la regresión del estado de bienestar en Estados Unidos y en otros sitios) camina hacia un universo que podría ser el espejo en negativo de las sociedades de cazadores-recolectores en las que funcionaban  sistemas de ayuda mutua que eran compatibles con “libertades sustanciales”. Quizás algún lector piense que me escudo en el idilio del buen salvaje o, lo que es más probable, que tal organización solidaria sería factible, pero solo en asociaciones temporales y no muy densas demográficamente, porque en cuanto la sociedad crece de tamaño y se hace más compleja no sería posible vivir sin burocracia estatal y restricción de libertades.   En el libro se demuestra, sin embargo, que las sociedades del Paleolítico funcionaron con gobiernos sin Estado y con unos niveles de asistencia y cuidados de los que difícilmente podían disponer las ciudades europeas de los siglos XVIII y XIX (con altos niveles de mortalidad, déficits sanitarios…) una visión que no se ajusta precisamente a la visión lineal de la historia.

En efecto, una de las cuestiones fundamentales del libro es el total desencuentro con la idea de la inevitabilidad del desarrollo histórico, una especie de visión trágica de la historia, sostenida por el mito del paraíso perdido: cuando Eva mordió la manzana del conocimiento, alteramos el armonioso estado de la naturaleza, se inventó la propiedad privada y sin sospecharlo nos convertimos en esclavos de la desigualdad. Era necesario un contrato social.

Grabado que representa el tradicional modelo histórico de una banda de cazadores-recolectores derribando un mamut peludo (foto: North Wind Picture Archives/Alamy)

Los (supuestos) orígenes de la desigualdad tienen una paternidad contrapuesta. Rousseau (1754) la atribuyó al invento de la propiedad privada: el primer hombre que cercó un terreno y dijo “esto es mío” fue el verdadero fundador de la sociedad civil. El hombre es bueno por naturaleza, pero las relaciones de propiedad hicieron caer en desgracia a la humanidad. Ser propietario de un bien te permite destrozarlo o impedir que alguien te lo quite. Hobbes ofreció la cara menos amable. Los hombres son egoístas y el estado de naturaleza original era un estado de guerra de todos contra todos. Leviatán (1651) ha impedido con los tribunales, la policía y la burocracia que nos devoremos como lobos.

Ahora bien, tanto la versión paloma como la halcón del origen de la sociedad civil no hacen más que reforzar una especie de pesimismo histórico acerca de la condición humana: siempre habrá ricos y pobres o es inevitable la desigualdad, etc.  ¿qué tal si en lugar de contar una historia acerca de cómo nuestra especie cayó en desgracia desde algún «idílico estado de igualdad» nos preguntamos cómo acabamos atrapados en grilletes conceptuales tan pesados que no somos capaces siquiera de imaginar la capacidad de reinventarnos? (p. 20).

Graeber y Wengrow cambian el punto de mira. Frente a la hegemonía alcanzada por la literatura de la desigualdad opinan que la desigualdad puede convertirse en una forma de disfrazar la cuestión de la libertad. La célebre pregunta “Libertad, para qué”  se ha cambiado a ¿De qué libertad hablamos?  Las tres libertades que sirven para articular el discurso en el que se basan Graeber y Wengrow son

1 la libertad de movimientos
2  la libertad de desobedecer
3 la libertad de crear o transformar realidades sociales

La más creativa es la tercera que se sostiene en las dos primeras. Una forma de contemplar la evolución histórica podría ser entonces la pérdida progresiva de cada una de las libertades cuando entran en acción las tres bases posibles del poder social: el control de la violencia, de la información y del carisma individual. Como se percibe intuitivamente y demuestra la historia mucha más eficacia tiene la violencia que el poder efímero del carisma.  (pp. 449-452).

Representación de Çatalhöyük (en la actual actual Turquía), la ciudad más antigua del mundo, fundada hacia el año 7,100 a.C. (foto: De Agostini Picture Library)

El amanecer de todo es algo más que un libro de antropología o arqueología como demuestra  la riqueza de planteamientos  sobre cómo abordar la teoría del contrato social o la visión no eurocéntrica de la Ilustración. Esto  nos permite volver de nuevo a Rousseau cuando escribía en su Discurso que todos los hombres “corrían al encuentro de las cadenas [de la propiedad] creyendo asegurar así su libertad” (p. 24). ¿Por qué?  ¿De dónde nació el engaño? O, más importante, ¿por qué la civilización no se expandió por su propia voluntad? “¿Por qué las potencias europeas se vieron obligadas a pasar los últimos quinientos años apuntando armas a la cabeza de las personas para obligarlas a qué adoptaran la civilización?”  (p. 604).

Si no se comparte el fatalismo de un destino prefijado, en cuyo reino crece el fruto amargo de la desigualdad, habrá que asumir que en la encrucijada de la evolución hubo caminos que no se tomaron (o no se permitió que se tomaran). El libro que comentamos subraya que si en algún momento quedamos atascados fue al perder la libertad de crear o transformar realidades sociales, una de las tres libertades más difíciles de asumir.  Los seres humanos serían por su propia naturaleza agentes libres, no robots o esclavos de las leyes científicas.

¿Excesivo idealismo? Lo pregunto porque, en efecto, los autores se centran en la idea de elección sin reconocer los factores ambientales y materiales que dan forma a esa elección; como dijo Marx en El 18 Brumario: «La gente hace la historia, pero no en las condiciones que ellos mismos eligen»

Ilustración de la obra Nouveaux voyages du Baron de Lahontan dans l’Amérique Septentrionale, 1703 (foto:: Alamy)

 

Referencias

FRANK, Joshua (2020): David Graeber is Gone: Revisiting His Wrongful Termination from Yale

GARCÍA LABRADOR, Julián (2023): Reseña  de El amanecer de todoArbor Ciencia, Pensamiento y Cultura 199 (809) julio-septiembre.

GRAEBER, David (2005) Teach Me if You Can: An Interview with David Graeber

GRAEBER, David (2023). «Sobre el fenómeno de los trabajos de mierda». Conversación sobre la historia.

MORRIS, John (2022): “Stop Making Sense”. CliodynamicsSI: Leading Scholars of the Past Comment on Dawn of Everything. Review 1, pp.1–17.

MORRIS, John (2022b):  “Against   Method”. Reviewed Work: The Dawn of Everything: A New History of HumanityAmerican Journal of Archaeology  126, 3, pp. 65-75

NAGATSU, Michiru (2023): Review “The dawn of everything: a new history of humanity”,
Journal of Economic Methodology

Notas

[1] Una amplia reseña se publicará en la revista Pasajes. Revista de Pensamiento Contemporáneo, 69, 2024 (1) Proyecto de Investigación «El regionalismo franquista desde Cataluña: prácticas y discursos centrípetos». UOC. (PID2021-125227NB-I00).

[2] Pacey and potentially revolutionary’ Sunday Times; ‘Iconoclastic and irreverent … an exhilarating read’ The Guardian, Vid. https://www.janklowandnesbit.com/news/2021/november/dawn-everything-david-graeber-and-david-wengrow-0

[3] “Con todo, siendo esta obra un alegato contra el dogmatismo ilustrado, no deja de ser sorprendente que sus autores permanezcan aún atrapados en la tradición de la racionalidad occidental utilizando conceptos como democracia, libertad, igualdad, etc… García Labrador (2023).

[4] En la entrada del blog Conversaciones publicamos entonces  Fragmentos de antropología anarquista

[5] En español, además del que reseñamos,  se han publicado, entre otros,  La utopía de las normas: De la tecnologíala estupidez y los secretos placeres de la burocracia, Ariel, 2015.-Trabajos de mierda. Una teoría, Ariel, 2018.-Hacia una teoría antropológica del valor. La moneda falsa de nuestros sueños,  Fondo de Cultura Económica, 2018. En deuda: una historia alternativa de la economía, Ariel, 2021.

  • Proyecto El regionalismo franquista desde Cataluña: prácticas y discursos centrípetos” (PID2021-125227NB-I00)

Reseña de David Graeber & David Wengrow
El amanecer de todo. Una nueva historia de la humanidad
Barcelona, Ariel, 2022.

Fuente: Conversación sobre la historia

Portada: Cueva de las Manos en Argentina (11,000 a.C. (foto: R. M. Nunes / iStock / Getty Images Plus)

Ilustraciones: Conversación sobre la historia

Artículos relacionados

EL MUNDO. Historia de unas familias

Jared Diamond: “Estados Unidos dejará de ser una democracia en breve”

La peligrosa ciencia populista de Yuval Noah Harari

Fragmentos de antropología anarquista

 

1 COMENTARIO

  1. Buenos días,

    Interesante reseña. Sólo añadir a la lista de obras de Graeber en castellano, por si fuese de interés para quien lea la nota, ‘Hacía una teoría antropológica del valor’ -Fondo de Cultura Económica-, ‘El Estado contra la democracia’ -Errata Naturae-, ‘Somos el 99%’ -Capitán Swing- y, además, los ‘Fragmentos de antropología anarquista’ a los que se enlaza en la propia nota -Virus-.

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí