El cisma entre Sartre y Camus se ve en la práctica desaparición del parisino de las librerías, en contraste con el interés por la vida y obra del argelino

Jaume Claret

 

El tiempo es implacable evidenciando la absurdidad de ciertos dilemas del pasado. A pelota pasada se hace difícil entender, por ejemplo, la sucesión de portadas con que la prensa madrileña intentó encontrar jugadores supuestamente mejores o a la altura del (entonces) azulgrana Leo Messi: de Robben a CR7, de Robinho a Vinicius, de Ozil a Benzema. Salvando las distancias, una estupefacción similar me provoca el antagonismo vivido dentro de la intelectualidad y la sociedad francesas —y por extensión europeas— entre los seguidores de Jean-Paul Sartre (París, 1905-1980) y Albert Camus (Mondovi, actualmente Dréan, Argelia, 1913-Villeblevin, 1960).

Porque, hablando claro, mientras que el primero estaba equivocado en todo, el segundo se eleva como un auténtico referente moral de la contemporaneidad. Los ejemplos son múltiples: desde el comportamiento durante la ocupación hasta la gestión del conflicto de Argelia, pasando por la justificación del uso de la violencia por razones políticas o la condena del estalinismo. Camus «siempre» se acabó posicionando en el lado correcto de la historia. Estas diferencias se transformarían en abismos, espoleadas por los respectivos egos, a raíz de mutuas reseñas críticas cruzadas, envidias a cuenta del reconocimiento público e, incluso, algún asunto de faldas.

Quien quiera un análisis más ponderado e informado de la amistad, la ruptura y el enfrentamiento encontrará referencias a manta, desde la mirada más erudita y filosófica a la más anecdótica y periodística. Incluso en casa, el divulgador Antoni Gelonch (Lleida, 1956) publicó, ahora hará un año, la inequívoca monografía en catalán Camus vs. Sartre (Viena) que cierra su trilogía —con dos volúmenes previos sobre la reforma luterana y la Ilustración— sobre las claves del pensamiento europeo y que, en este caso y más allá del retrato de las vidas paralelas, se centra en el binomio recogido en el subtítulo: Entre la llibertat i la justícia (Entre la libertad y la justicia).

Foto de Gilberte Brassai tomada en el taller de Picasso el 16 de junio de 1944 con motivo de la representación de Le Désir attrapé par la queue (El deseo atrapado por la cola), obra teatral escrita por Picasso. En la foto aparecen Sartre y Camus junto a Picasso, Lacan, Pierre Reverdy, , Simone de Beavoir, Michel Leiris y Jean Aubier)(foto: BNF)

Nuevos lectores de Camus

Pese a que los dos acabaron mereciendo el Nobel de Literatura, Camus en 1957 —el segundo premiado más joven de la historia después del británico Rudyard Kipling (41 años)— y Sartre en 1964, seguramente nada ejemplifica mejor el cisma existente entre ambos autores franceses que la práctica desaparición del parisino de las librerías —limitado a reductos de historia de la filosofía—, en contraste con el interés por la vida y obra del argelino. Así, Penguin Random House, a través de su sello Debolsillo, mantiene vivos, con reimpresiones periódicas, sus títulos más icónicos como por ejemplo El extranjero (2021, traducción de Amaya García Gallego y María Teresa Gallego Urrutia), El mito de Sísifo (2021, traducción de Esther Benítez), o —el inesperado fenómeno al abrigo de la pandemia de la covid-19— La peste (2020, traducción de Rosa Chacel); algunos de ellos, además, ya en versión ebook y/o audiolibro.

El público puede incluso acceder a nuevas obras de Camus. De momento, se han recuperado dos novelas y dos ensayos. El primer dúo está formado por la breve y filosófica La caída (2021, Debolsillo, traducido por Manuel de Lope), publicada originariamente en 1956, y por El primer hombre (2019, Tusquets, traducido por Aurora Bernárdez). Esta última merece una atención especial, puesto que se trata de una obra inacabada y publicada tres décadas después de la muerte de su autor. De hecho, el manuscrito fue encontrado en un maletín dentro del coche de su editor, Michel Gallimard, después del accidente de tráfico mortal que puso fin a la vida de ambos.

La novela tiene un evidente trasfondo autobiográfico. A través del protagonista, Jacques Cormery, Camus recrea su niñez en la Argelia francesa, en una familia marcada por la pobreza, la ausencia paterna y la todopoderosa abuela —homenaje a su padrina menorquina, Catalina Maria Cardona Fedelich—, pero redimida gracias a la sensibilidad y la educación. Del primer atributo son testimonio descripciones sentidas como esta: «Miraba las otras lápidas del entorno y reconocía por las fechas que ese suelo estaba sembrado de niños que habían sido los padres de hombres encanecidos que creían estar vivos en ese momento».

El segundo elemento se personifica en la figura del maestro, trasunto también de un personaje real: el señor Germain. Con buen criterio, el lector encuentra al final del libro una serie de materiales y, entre ellos, la carta que Camus escribió a aquel antiguo profesor al poco de ganar el Nobel: «cuando supe la noticia, pensé primero en mi madre y después en usted. Sin usted, la mano afectuosa que tendió al pobre niñito pobre que era yo, sin su enseñanza y ejemplo, nada de esto hubiese sucedido».

Estos detalles enriquecen la lectura y caracterizan los buenos proyectos editoriales. Es el caso de Raig Verd, responsable de la publicación en catalán de la obra de Albert Camus. Fundado en 2012, este sello ha sabido construir un catálogo extremamente coherente y comprometido tanto en el ámbito de la narrativa como en el del ensayo. Al acierto de descubrir voces contemporáneas tan relevantes como Svetlana Aleksiévitx, Ngugi wa Thiong’o, Ali Smith o bell hooks, ha sumado la recuperación de clásicos como por ejemplo Ursula K. Le Guin o Isaac Asimov, así como la apuesta por proyectos comprometidos respecto del feminismo, las humanidades o el ecologismo. Detrás todos estos títulos encontramos a la editora Laura Huerga (Barcelona, 1978), actual presidenta del Pen Catalán, y a quien, a pesar de la trayectoria y el eco lector, quizás no se ha reconocido bastante la tarea de estos años. Es más, no es extraño oír críticas a una manera de hacer que, cuando tiene como protagonistas a señores editores de extracción burguesa, se transforma en puro elogio grandilocuente.

En cuanto a los dos volúmenes de ensayos de Camus publicados recientemente, el dúo en castellano lo componen el tratado filosófico sobre la insurreción, contra el poder y contra la injusticia, titulado El hombe rebelde (2021, Debolsillo, traducido por Josep Escué), y la compilación sobre su pensamiento ideológico bautizado como Escritos libertarios 1948-1960 (2014, Tusquets, traducido por Núria Viver Barri). Ambos acercan al lector unas reflexiones aún hoy vigentes —da cuenta de ello la reedición de su obra— sobre la preeminencia de la libertad ante la tiranía y la desigualdad. Especialmente interesante resulta Escritos libertarios porque reúne textos de Camus y sobre/contra/por/pro/anti-Camus.

Así, el investigador alemán y editor de la selección, Lou Marin, conecta su introducción con el inicio de esta pieza: «Camus fue un escritor político, no en el sentido de Sartre, es decir, como alguien que sacrifica sus propias posturas por el oportunismo de las necesidades de un partido o de una ideología, sino en un sentido libertario en favor de una crítica de la ideología, de la violencia y del nacionalismo». Pero también recupera el compromiso del argelino contra la dictadura y a favor de los ideales republicanos —«todos los españoles pueden apelar a Cervantes. Pero ninguna tiranía ha podido nunca apelar al genio. La tiranía mutila y simplifica lo que el genio reúne en la complejidad»—, su oposición al estalinismo y su defensa de la libertad —«El futuro histórico no justifica, por tanto, ningún dogmatismo, pero exige un riesgo»—, o su posicionamiento moral e ideológico —«Entonces estoy a favor de la pluralidad de posturas. ¿Se puede hacer el partido de los que no están seguros de tener razón? Ese sería el mío. En cualquier caso, no insulto a los que no están conmigo. Es mi única originalidad».

El amor

Más allá de la narrativa, el ensayo, la política y la moral, Camus también tuvo tiempo para el amor. A pesar de que se casó dos veces y acumuló un largo historial, ningún vínculo lo marcó tanto como el mantenido con María Casares (La Coruña, 1922-Alloue, 1996). Hija del político republicano Santiago Casares Quiroga, se exilió en Francia en 1936, donde se convirtió en una reconocida actriz. Se conocieron el 19 de marzo de 1944. Poco después, el 6 de junio, coincidiendo con el desembarco de Normandía y mientras preparaban la puesta en escena de Le malentendu, se convierten en amantes. El final de la guerra, con el retorno de la segunda mujer de Camus, la pianista y matemática Francine Faure, y el nacimiento de los gemelos Catherine y Jean, interrumpió la relación.

No se reencontraron hasta 1948 y, entonces, ya no se volvieron a separar hasta la muerte de él. Testimonio de este amor, en el que también se mezclaba el compromiso político y el vínculo republicano español, es la profusa e intensa correspondencia, recién publicada. Correspondencia 1944-1959 (Debate, 2023, con traducción de María Teresa Gallego y Amaya García, y edición de la hija, Catherine) es un vals entre dos mentes brillantes, donde se mezcla sensualidad y política, la vida y el arte. Sensible a esta potencia textual, Rosa Renom hizo una adaptación teatral en catalán estrenada en el Temporada Alta a finales de 2023 y hasta hace poco representada en el Lliure de Gràcia. Con dirección de Mario Gas y con Jordi Boixaderas y la misma Renom en los papeles de Camus y Casares, las entradas volaron en pocas horas. Nuevamente, el antiguo dilema se revelaba falso y Camus se imponía.

Fuente: Política & prosa 1 de marzo de 2024

Portada: Albert Camus (foto: Jared Enos/Flickr)

Ilustraciones: Conversación sobre la historia

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