Se han recogido en este blog las  valiosas crónicas que Santiago M. López (*) comenzó el 15 de marzo,  “primer día del mundo c19”,  inicialmente dirigidas por whatsapp a un grupo de amigos y familiares.  La ventaja que ofrece el blog a sus lectores es que en el Diario completo va teniendo el calendario de todas las crónicas.

(*) Santiago M. López, profesor de Historia Económica,  es el director del Instituto de Estudios Sociales de la Ciencia y la Tecnología de la Universidad de Salamanca y presidente de la Asociación Española de Historia Económica. Los datos que proporciona proceden de la página de la Johns Hopkins University & Medicine y de los informes que realiza a su vez el Financial Times con esos datos. Se contrastan con los que se pueden descargar de la OMS en sus informes diarios y con otras informaciones que se solicitan a otras instituciones.


16 de abril, jueves, trigésimocuarto día del mundo c19. Fechas del decrecimiento: 20 de abril (bajan dos días), 30 de abril (baja 1 día), 20 de mayo (sube un día) y 2 junio (sube un día). ¿Cuánto vale hoy quedarse en casa? Reducir en 12 días el confinamiento (permanece igual).

Tiempo de promesas en el presente perpetuo. El presente perpetuo se ha instalado. Es la soterrada invasión de lo intertemporal que nos rodea. ¿Qué se puede hacer ante tamaña ansiedad? Como indica Yassin Al Haj Saleh, haciéndose eco de Hannah Arendt*: “No se puede prever lo que sucederá en el futuro, pero podemos prometer, despojando al futuro de anonimato y miedo.”

¿Podemos prometer que vamos a perdonar? Sinceramente no creo que eso se pueda pedir a las personas que han perdido a su abuela, su tío o a su padre o a su madre, como hay entre las amistades que hoy leen este texto. Sin embargo, el resto estamos obligados a revisar el pasado prometiendo algo para el futuro. Discutimos hoy, con ansiedad, nuestras decisiones de hace casi tres semanas atrás. Acusamos con los ojos de hoy las decisiones tomadas y los desconocimientos con los que actuamos la semana que comenzamos el lunes 23 de marzo. Recordemos, por aquel entonces fue cuando sentimos por primera vez que habíamos perdido el cuarto vehículo, aquel en que iban los mayores del grupo. Era la semana que llegamos a los 500 fallecidos diarios y terminamos rozando los 800. Fue cuando nos dimos cuenta de lo que era la progresión geométrica y vivimos la sensación de sufrir un 11M diario. Fue el tiempo en que nos enfrentamos a subir lo más duro de la montaña, imaginando que era en Manaslu, sabiendo que no estábamos bien pertrechados. Fue el tiempo en que sentimos el miedo a lo desconocido, rememorando a Lovecraft.

Seguiremos buscando el hueco de luz y repitiendo, primero, que la tendencia no es tan mala, incluso siendo ahora el país con mayor mortalidad, pues si las comparamos por grandes ciudades, y no por países, las cosas cambian, que, segundo, los recuperados puede ser que nos estén anunciado un alto grado de inmunización, que, tercero, tal vez nuestros registros de fallecidos sean los más correctos, que, cuarto, tener grandes conurbaciones, la temperatura media por debajo de 10 grados, las boinas de contaminación, la concentración de la movilidad y la relativa falta de humedad, nos ha jugado una muy mala pasada a Madrid y Milán, pero también a Wuhan, París, Londres o Nueva York y, quinto, que sin muchas dudas tenemos un sistema de salud capaz de afrontar situaciones extremas. Pero todas estas cosas las puedo decir como “virólogo aficionado de segunda división”.

Lo que sí puedo decir desde mi pequeña parcela de conocimiento es que nos han faltado estructuras de ciencia y política con perspectiva de prospectiva. ¿Os imagináis si la iniciativa, asumida por Ana Pastor, de constituir y dotar la oficina de ciencia en el Parlamento se hubiera consolidado y hubiera estado plenamente operativa? Pues más conciencia científica tendría el Gobierno, algún perdón habría ya pedido y, con certidumbre, menos terraplanistas serían algunos de nuestros próceres de la oposición.

CASADO, SÁNCHEZ: ¡LA OFICINA, LA OFICINA!

* El artículo que adjunto ha sido traducido por Naomí Ramírez (una de las amigas que reciben esta crónica). Yassin analiza la crisis del c19 desde la mirada de un refugiado sirio. Él es un opositor al régimen sirio. Pasó dieciséis años en la cárcel. Su mujer, Samira Khalil, fue secuestrada en 2013 por las milicias islamistas con el objetivo de liquidar a la oposición laica en medio de la guerra contra el dictador. Naomí ha traducido las obras de Yassin y el diario que logró recopilar a partir de los escritos de su mujer.

 

El coronavirus en un mundo sirio


Portada: Edward Hopper: Habitaciones junto al mar (1951),  Yale University Art Gallery, New Haven.


Diario completo

Entrevista que le efectuó Victoria Gonzalez  en la revista «Muy Interesante»

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