Llamamiento a favor de la paz y el desarme
Autor: Iniciativa colectiva
Alarmados por las declaraciones de los dirigentes europeos que presentan gratuitamente a Rusia como una amenaza para toda Europa si no se la para en Ucrania, profesionales de varios países hemos redactado un manifiesto a favor de las soluciones diplomáticas, la paz y el desarme.
Si bien condenamos inequívocamente la invasión rusa de Ucrania, consideramos que esas declaraciones, incluidas las de la presidenta de la Comisión, Ursula von der Leyen, tienen como único objetivo “manufacturar el consenso” de los ciudadanos en torno al rearme.
El rearme acelerado que aquéllos proponen tendrá con seguridad un impacto muy negativo en los servicios públicos, supondrá una erosión del Estado de bienestar, aumentará la deuda pública y, sobre todo, en ausencia de acuerdos de control de armamentos, hará más probable la guerra con una potencia atómica como es Rusia.
Pedimos vuestra firma para decirles a nuestros gobernantes que trabajen por la paz y no a favor de las empresas de armamento.
Razones
Alarmados por el lenguaje orwelliano que se ha instalado en el discurso político europeo según el cual la guerra es el camino hacia la paz mientras que la paz sólo lleva a más guerra, hacemos un llamamiento a la cordura.
Los ciudadanos europeos nos hemos convertido en pasajeros involuntarios de un tren conducido por unos gobernantes que, con el declarado pretexto de “hacer sangrar a Rusia”, pretenden ignorar las consecuencias desastrosas de un conflicto del que todos seremos perdedores.
En vísperas de anteriores conflictos europeos, por ejemplo la Primera Guerra Mundial, valientes intelectuales de las naciones enfrentadas, entre ellos Jean Jaurès, Romain Rolland, Bertha von Suttner o Bertrand Russell, se pronunciaron públicamente a favor de la paz, aunque por desgracia sus voces no fueran atendidas.
Hoy es atronador en todos los países el silencio de los intelectuales, que, al igual que el resto de los ciudadanos europeos, parecen preocupantemente anestesiados. Y cuando alguno decide hacer oír su voz a favor de la diplomacia es inmediatamente difamado como “marioneta de Putin”.
Condenamos inequívocamente, por contraria al derecho internacional, la invasión rusa de Ucrania, pero somos conscientes de que esa tragedia es consecuencia también de la persistencia de una organización militar, la OTAN, calificada de “defensiva” y que, lejos de disolverse al no tener ya enfrente al bloque comunista, siguió ampliándose y llevó su expansión hasta las fronteras mismas de Rusia frente a las promesas que se hicieron entonces al más alto nivel.
La guerra de Ucrania dura ya tres años; los muertos a ambos lados superan con mucho el millón, aunque ninguno de los países enfrentados dé cifras oficiales, y el número de heridos y tullidos para siempre es incontable.
A lo que hay que añadir los millones de ucranianos que huyeron del país, unos a Europa Occidental, otros a Rusia, todos ellos intentando escapar de la violencia. Un auténtico desastre humano.
Los Estados Unidos de Donald Trump, más preocupados por lo que perciben como el creciente poderío de China o la situación de Oriente Medio, parecen decididos a expoliar a Ucrania, y de paso también, a endeudar a Europa, debilitando aún más nuestro Estado social, en beneficio de la industria militar estadounidense.
Y nuestros gobiernos, negándose a aceptar que, dada la desigual relación de fuerzas, la guerra está perdida, arropan al presidente ucraniano prometiendo el envío de más armas y dinero para que el ejército ucraniano siga luchando hasta el último hombre o la última mujer.
Todo ello mientras proponen militarizar de modo acelerado nuestras naciones con el espantajo de un enfrentamiento con Rusia.
¿Han pensado nuestros gobernantes que, al no existir ya aquellos acuerdos de limitación de armamentos firmados durante la Guerra Fría y que tanto contribuyeron al mantenimiento de la paz, el enfrentamiento militar con una potencia nuclear como Rusia podría desembocar en una tercera, y esta vez definitiva, guerra mundial?
Hacemos un llamamiento a los políticos para que no olviden las dos grandes guerras que ensangrentaron el pasado siglo el continente y, abandonando la neolengua de George Orwell, trabajen activamente a favor de la diplomacia.
Es la única manera de evitar futuras masacres que arrasen naciones para el mero lucro de la poderosa industria armamentística.
Firmantes iniciales por orden alfabético:
Fernando Aguiar González
Javier Aguirre Santos
Luis Alegre Zahonero
Tariq Ali
Luis Alonso
Txetxu Ausín Díez
Olga Belmonte García
Constantino Bértolo
Marie-Hélène Caillol
Jorge Cano Cuenca
Marta Castellanos Garcés
Alberto Conde
Juan Luis Conde
Federico Corriente Basús
Inés Delgado-Echagüe
Graciela Fainstein Lamuedra
Thomas Fazi
Carlos Fernández Liria
Amelia Gamoneda
Marysol García Martínez
Susana Gómez López
Belén Gopegui
Ulrike Guérot
Gabriele Gysi
Pollux Hernúñez
Maite Imbernón
Corinna Kirchhoff
Bernard Legros
Félix Manzarbeitia Arambarri
Bernd Marizzi
Elisa Martínez Garrido
Ricardo Martínez Llorca
Pilar Muñoz
Emilio Muñoz Ruiz
Viviana Paletta
Pepe Peña
Kees van der Pijl
Rafael Poch-de-Feliu
Manuel Quejido Villarejo
Joaquín Rábago
Hauke Ritz
Andy Robinson
Jorge Rubio Redondo
Matilde Sáenz
Javier Sáez de Ibarra
José Luis Santalla
Fernando Sanz Santa-Cruz
Berta Sarralde
Michael von der Schulenburg
Federico Soto Díaz-Casariego
Peter van Stigt
Olegario Torralba
Luis Torrego Egido
Jorge Valdano Sáenz
Para firmar este escrito: https://www.openpetition.eu/petition/online/llamamiento-a-favor-de-la-paz-y-el-desarme#petition-main
Fuente: blog de Rafael Poch de Feliu 11 de marzo de 2025
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