El filme sobre el juicio a las juntas, nominado a los Óscar, está lleno de clichés y evita las preguntas importantes.

Branko Milanovic

 

Ahora que las pasiones se han calmado un poco después de recibir un número increíble de críticas y correos electrónicos insultantes porque Argentina 1985 no me ha parecido una película muy buena, me gustaría explicar mis razones.

En primer lugar, permítanme decir que la crítica de una película o un libro es totalmente independiente de si pensamos que los acontecimientos que se describen son importantes y dignos de ser contados. Hay muchos libros o películas mediocres sobre acontecimientos extraordinarios.

Así que entiendo perfectamente la importancia del juicio. Es incluso más impresionante que los juicios de Nuremberg (con los que se han comparado la película y el juicio) porque Nuremberg fue realizado por potencias militares extranjeras y el juicio argentino fue realizado por un tribunal nacional.

Jura de los integrantes de la primera Junta: el general Jorge Rafael Videla acompañado por el almirante Emilio Massera y el brigadier Orlando Agosti en marzo de 1976 (foto: Wikimedia Commons)

También entiendo que a algunas personas no les importe la calidad de la película siempre y cuando guste a mucha gente en Argentina y otros sitios, y se emocionen con ella. También puede ser políticamente conveniente, como dijo una persona, hacerla en el momento actual. O puede ser útil para la percepción de Argentina en el mundo a medida que los acontecimientos del juicio sean más conocidos internacionalmente. Todas estas observaciones son válidas, pero ninguna de ellas tiene que ver con la calidad de la película.

Antes de explicar lo que no encuentro atractivo en ella, permítanme que prescinda de dos puntos. En primer lugar, cuando escribí que la película es “previsible”, claramente no me refería a que sea previsible en el sentido de que tuviera que retorcer acontecimientos históricos que sucedieron y que son obviamente conocidos. Cualquier película que trate acontecimientos históricos tiene que mantenerse dentro de esos acontecimientos históricos. No tiene sentido escribir un La cartuja de Parma donde Napoleón vence en Waterloo. Lo que quería decir, y aclaré en el segundo tuit, es que el desarrollo de los personajes en la película es totalmente predecible. Y es predecible porque se basa en clichés bien conocidos. Por lo tanto, cualquiera que haya visto estos clichés aplicados antes sabe exactamente qué esperar.

El segundo punto es bastante absurdo. Me llamaron “gringo de mierda”, me dijeron que si no entendía el filme me fuera a ver películas de Mickey Mouse de Hollywood. Pero mi crítica fue precisamente que Argentina 1985 es totalmente hollywoodense y que esa es su debilidad. Es una película gringa, si se quiere. De hecho, si se le hubiera pedido a Steven Spielberg que hiciera una película sobre los juicios argentinos, habría hecho exactamente esta.

Actores que interpretan a algunos miembros del equipo del fiscal Strassera (foto: el1digital.com.ar)

¿Qué tópicos son y cuál es el problema con los clichés? Hay al menos cuatro (y ya los enumeré en mi tuit). Un fiscal reticente que realmente no está seguro de si aceptar el caso o no, pero que cuando lo hace se convierte en un héroe para su familia y su país y se revela su naturaleza fundamentalmente honesta. Es el tópico del héroe reticente. Cada uno de nosotros es realmente un héroe: simplemente no somos capaces de verlo aún.

También está el tópico de los jóvenes ayudantes entusiastas que proceden de familias acomodadas y que, de un modo u otro, estaban implicadas en la dictadura. Los jóvenes ayudantes rechazan los valores de su familia, pero a la película le cuesta demasiado llevar este punto hasta su final lógico (donde, por ejemplo, la familia repudiaría al hijo) porque necesita mostrar que incluso las “malas” familias son fundamentalmente buenas. De ahí la llamada de la madre. Que una persona que sabía de las atrocidades, pero (como la mayoría de nosotros) no les prestaba atención (“esto no concierne a nuestra familia”) o las justificaba (“son los subversivos, quieren destruir el país, la familia y la nación”, “ningún castigo es demasiado fuerte”), basándose en un único testimonio, cambiara de opinión y abandonara la posición ampliamente extendida en su círculo social –familia, parientes, marido– probablemente desde el momento en que ella nació resulta poco creíble. He aquí el siguiente tópico: incluso las personas que parecen malas son buenas en realidad. Todos podemos, de un día para otro, superar decenas de años de socialización. No hay cuestiones morales ni de clase porque en el fondo todos estamos de acuerdo.

Un último tópico –extremo– tiene lugar al final de la película cuando todas las madres, después de que la primera se vuelva a poner el pañuelo, hacen lo mismo y muestran su solidaridad en digno silencio. La escena se ha representado y repetido cientos de veces y su objetivo evidente es provocar el aplauso del público al final de la película y hacer que todos se sientan justos. Por decirlo sin ambages: me parece una emoción barata.

Los actores que interpretan a Julio César Strassera y Luis Gabriel Moreno Ocampo en Argentina 1985 (foto:_ El Espectador Imaginario)

Todo esto son tópicos del reparto central. Pero no son ingenuos. Su objetivo es (como en las películas de Hollywood que se remontan a los westerns originales) evitar plantearse dos preguntas difíciles: ¿cuáles son los fundamentos sociales de toda dictadura y cuáles son las difíciles decisiones que la gente debe tomar bajo un sistema cruel? Argentina 1985 evita hacerse cualquiera de estas dos preguntas. Por eso, al final nos encontramos con un panorama en el que solo seis o siete almirantes y generales, villanos de los que no sabemos nada pero que debían de ser intrínsecamente malvados, han mantenido sometida a toda una nación durante una década. No tenían cómplices, ni base social, ni nada: en realidad todo era muy sencillo.

Esto hace que las películas de Hollywood y películas como Argentina 1985 sean populares. Son populares porque evitan las preguntas difíciles y nos permiten volver a casa convencidos de que nosotros también habríamos tomado decisiones éticas correctas. Más aún, de que no es difícil elegir. Entre nosotros y la felicidad solo se interponen siete villanos de cartón.

La película nos hace felices. La justicia triunfa. Pero para ser una buena película, debería hacernos infelices. Debería hacer que cada uno de nosotros se preguntara qué decisiones habría tomado. Y lo duro que habría sido.

Fuente Publicado originalmente en el blog del autor. 

Traducción: Letras Libres 31 de enero de 2023

Portada: Los nueve integrantes de las tres juntas militares que gobernaron a Argentina entre 1976 y 1983, tal como se representan en la película (foto: Amazon Estudios).

Ilustraciones: Conversación sobre la historia

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7 COMENTARIOS

  1. Despues de 40 en democracia estamos peor que con las juntas…eso si libres…no se de quien porque hasta chile nos moja la oreja.Paraguay…Bolivia…somos un desastre como Nacion.
    Somos el peor pais de la region y casi estamos en el peor lugar en el mundo.
    Eso si…en democracia…peor que con los milicos. Ahora nos matan los delincuentes…tiro a la cabeza…no me diste el celu…adios

  2. Que equivocado esta este artículo! Es tendencioso! Es Una obra que es muy difícil De realizar. Maneja muy bien Los tiempos cinema to grab icos. Sucede en un momento donde, aún, no se pidían decir ciertas cosas. Viví y recuerdo. Me gusta cómo afronta Los estertores De la dictadura, que no se iba. Pero hay que tener en cuenta: Es Una ficción maravilhosa menthe contada, con Una fotografía impeccable. El uso del color, vocabulario epocal, sensaciones… Excelente!!!

  3. Justamente me pareció ramplona y acartonados sus personajes, con momentos escogidos para tocarte la fibra sensible, en lugar de dejar que el propio relato se construya hasta emocionarte. Solo hay que compararla con otras películas sobre juicios para ver que no es gran cosa, a pesar de tratar un tema muy importante

  4. Este artículo está escrito por una persona que no sabe nada de Argentina. Sólo ha mirado esta grabación por encima.
    Yo le invito a que la vuelva a mirar, las veces que hagan falta, eso sí, para que se percate de todo lo que no se dice, de todo lo que se insinúa, de todo lo que la cámara nos cuenta y usted no ha entendido.
    Sí, es una película que Spielbelg no hubiera podido grabar de esta manera. Cierto. Le hubiera sido imposible, le garantizo.
    Yo viví allí, en Buenos-Aires de 1974 a 1979. Le garantizo que lo que viví no podría representarlo con ninguna cámara, ninguna. Imposible.
    Argentina 1985, es, para mí, una gran película. Hubieran podido extenderse, claro… hubiera estado dispuesto a escuchar/ver/oír una hora más casos o situaciones de aquella «maravillosa» época?
    Perdone Usted, leyó Nunca Más? Léalo… tengo el libro. Edición del año pasado, por cierto, ya que la edición del 91, creo, la presté a un argentino, nunca me lo devolvió, que decía que no había pasado nada y que todo lo que le decía era propaganda barata en contra de Videla. Sí, todavía los hay!
    Estas películas, y ésta en particular, sirven para que recordemos, para que las nuevas generaciones sepan, no repitan, opten por la memoria y la justicia!

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