El silencio no detiene la ocupación y el genocidio de Gaza
Conversación sobre la historia
Hugo RODRÍGUEZ MENDIZÁBAL
Instituto de Análisis Económico. CSIC
Comienzo esta entrada con dos hechos objetivos. Son hechos en la medida que hay datos que los respaldan. Son objetivos en cuanto que distintas fuentes independientes proporcionan datos similares. Luego mostraré que estos hechos coinciden en el tiempo con un aumento de la rentabilidad bursátil de las empresas mas involucradas en la ofensiva contra Gaza.
En primer lugar, desde que Israel comenzó su operación militar en la Franja de Gaza, se han contabilizado a fecha de 6 de agosto de 2025, según la Oficina de Coordinación de Asuntos Humanitarios de las Naciones Unidas (OCHA por sus siglas en inglés), más de 61.000 muertos, de los cuales más de 18.000 son niños. Estas cifras son similares a las recogidas en un artículo de The Washington Post en julio de 2025 o en un informe de la ONG israelí B’Tselem. Sin embargo, están por debajo de las estimaciones encontradas en otras fuentes como el Palestinian Center for Policy and Survey Research (PCPSR) que ya en enero de 2025 calculó que la cifra de muertos ascendía a 75.200, o un artículo publicado en The Lancet que a finales de junio de 2024 elevaba esta cifra a 64.260. Este último artículo concluía que el 59 por ciento de las muertes registradas correspondía a mujeres, niños y varones de más de 69 años, es decir, población típicamente no combatiente. Noticias recientes señalan, citando datos del propio ejército israelí, que la proporción de víctimas mortales civiles podría llegar a ser del 83 por ciento. A las muertes violentas directas a manos del ejército israelí, se le añaden los cuerpos que siguen enterrados entre los escombros o los fallecimientos como resultado del bloqueo que Israel tiene sometida a Gaza y que impide la entrada de ayuda humanitaria. El grupo independiente IPC, respaldado por las Naciones Unidas, ha declarado oficialmente una hambruna en Ciudad de Gaza consecuencia de ese bloqueo, una terrible situación que nunca antes se había declarado fuera de África.
En segundo lugar, las muertes civiles no son el resultado de accidentes (por ejemplo, un avión llevando bombas a otro sitio que, sin querer, caen donde no deben). Tampoco son daños colaterales (por ejemplo, civiles colocándose en medio del fuego cruzado). No son tampoco derivadas de circunstancias fortuitas (por ejemplo, soldados israelíes desobedeciendo órdenes y matando civiles por su cuenta). Toda la evidencia independiente apunta a que son el resultado de actos deliberados, planificados y ordenados desde las autoridades competentes. Esta es la conclusión a la que ha llegado Amnistía Internacional, las Naciones Unidas o la ONG israelí B’Tselem que califican las acciones de Israel en Gaza como genocidio. Para llegar a esta conclusión, estas organizaciones internacionales se han ceñido a la definición incluida en la Convención para la prevención y la sanción del delito de genocidio. Según este acuerdo internacional, que entró en vigor en 1951 y ha sido firmado por 153 países (incluido Israel), se entiende por genocidio cualquiera de los siguientes actos cometidos con la intención de destruir, total o parcialmente, a un grupo nacional, étnico, racial o religioso: (1) matar miembros del grupo, (2) causar graves daños físicos o mentales a los miembros del grupo, (3) someter intencionadamente al grupo a condiciones de vida destinadas a causar su destrucción física, total o parcial, (4) imponer medidas destinadas a impedir el nacimiento de niños dentro del grupo, (5) trasladar por la fuerza a niños del grupo a otro grupo. En este sentido, el 26 de enero de 2024, la Corte Internacional de Justicia concluyó que existía evidencia de que Israel estaba cometiendo genocidio en Gaza y ordenó medidas provisionales para proteger a los palestinos bajo las convenciones internacionales contra el genocidio.
Organismos internacionales como OCHA, Amnistía Internacional, o Human Right Watch también acusan al gobierno israelí del bloqueo deliberado de ayuda como arma de guerra y que está provocando una hambruna en la región. Las declaraciones de los Ministros de Defensa, Yoav Gallant, de Seguridad Nacional, Itamar Ben-Gvir, o de Energía, Israel Katz, expresando, ya en octubre de 2023, la intención deliberada de no dejar pasar ayuda a la Franja de Gaza, apuntan en esta dirección.
Las conclusiones de estos organismos internacionales, expertos en la materia, son la razón de incluir el término genocidio en el título de esta entrada y a continuación. El contenido de la entrada en nada resta atrocidad y barbarismo a los atentados cometidos por Hamas el 7 de octubre de 2023, ni a los secuestros que se produjeron entonces. Asimismo, conviene, además, incluir una referencia a la abundante literatura económica dedicada al estudio de los beneficios que se extraen de la violencia o a su uso estratégico con el fin de lucrarse. El lector interesado puede consultar aquí, aquí o aquí, entre otros.

De la economía de la ocupación a la economía del genocidio
En un reciente informe, la Relatora Especial de Naciones Unidas para Palestina, Francesca Albanese, denunció el beneficio que numerosas empresas han obtenido tanto de la ocupación ilegal como del apartheid que Israel ha estado llevando a cabo en Gaza. Según dicho informe, estas mismas empresas son las que ahora se están beneficiando del actual genocidio.
El informe detalla ocho sectores clave, antes usados para desplazar y sustituir a la población palestina, que ahora sirven como instrumento para las prácticas genocidas. Lo que pretendo hacer en esta entrada es, primero, resumir lo que dice el informe de la relatora para, después, mostrar datos de empresas de estos sectores mencionadas en ese documento o en otros medios verificados. En particular, incluiré datos de la evolución de las cotizaciones en bolsas de estas empresas que revelan la alta rentabilidad que, en general, están obteniendo desde octubre de 2023. La idea no es demostrar que estas altas rentabilidades se deban a su implicación en la campaña militar de Israel. Aunque pueda ser cierto en algunos casos, para poder demostrar esa afirmación serían necesarios muchos más datos que no tengo a mi disposición. Lo que pretendo es exponer que, a pesar de ser conocido que estas empresas son facilitadoras de la ocupación, apartheid y genocidio en Palestina, el mercado no las penaliza por ello. Dicho de otra manera: puede haber distintas razones que justifiquen la alta rentabilidad observada en estas empresas, pero lo que parece evidente es que los inversores no las están castigando. De ahí el título de la entrada: las rentas del genocidio no han de provenir necesariamente de participar en él de forma directa, sino de poder seguirlas manteniendo a pesar de formar parte de esa atrocidad. El objetivo, por tanto, de la entrada, son las empresas. En ningún caso se trata de evaluar si la economía de Israel mejora o no en su conjunto por estos hechos.

El primer sector al que se refiere el informe, quizás porque es el más obvio, es el sector militar. El presupuesto para gasto militar del gobierno de Israel creció un 65% entre 2023 y 2024 hasta alcanzar 45.600 millones de dólares para esta partida. Con una población de 10 millones de personas, este presupuesto de defensa, supone un gasto de 4.560 dólares per cápita. Para poner esta cifra en contexto, Estados Unidos tuvo en 2024 un presupuesto militar de 842.000 millones de dólares para una población de 340,1 millones de personas lo que implicó gastar 2.476 dólares por estadounidense. El presupuesto de defensa israelí se usa, entre otras cosas, para la provisión de armas para uso doméstico o para el desarrollo de tecnología militar. Entre las empresas destinatarias de este presupuesto se encuentran la israelí Elbit System, las americanas Lockheed Martin, RTX, Northrop Grumman, General Dynamics o Boeing, así como la británica BAE Systems o la italiana Leonardo. Como indica el Centro Delàs, se ha de resaltar que el uso de estas armas en Gaza proporciona a estas empresas la posibilidad de promocionarlas como “probadas en combate” lo que aumenta su valor en el mercado.
Un segundo sector son los servicios de seguridad relacionados con la vigilancia e internamiento. Estos servicios están cada vez más automatizados y son suministrados por empresas tecnológicas que proporcionan circuitos cerrados de televisión, biometría, drones, inteligencia artificial, análisis de big-data o almacenamiento de datos en la nube. Empresas globales como Google, Amazon, Microsoft o Palantir proveen al ejército israelí de este tipo de servicios.
En tercer lugar, tenemos el uso de maquinaria pesada civil para un uso militar. Según las Naciones Unidas, entre octubre de 2023 y septiembre de 2024, este tipo de maquinaria se ha usado para destruir el 70% de los edificios y el 81% de las tierras de cultivo en Gaza. La empresa Caterpillar es la principal proveedora de este tipo de maquinaria para estos usos a través de programas tanto de Estados Unidos como del gobierno israelí. Otras empresas involucradas en el suministro de maquinaria pesada para estos fines son Hyundai o Volvo.
El sector de la construcción también se ha beneficiado de las políticas del gobierno israelí hacia los territorios ocupados. Según Naciones Unidas, en 2024 se dobló el presupuesto del Ministerio de la Construcción y Alojamiento donde se destinaba una partida de más de 200 millones de dólares para la construcción de asentamientos. Este aumento mereció una declaración en contra de la Unión Europea. Según Peace Now(ONG israelí que examina los asentamientos), entre 2024 y lo que llevamos de 2025 se han creado 99 nuevos asentamientos. El siguiente gráfico recoge datos proporcionados por esta ONG y muestra como el ritmo de construcción de nuevos asentamientos se aceleró significativamente desde 2023.
Este nuevo ritmo en la construcción de asentamientos necesita que empresas tanto israelíes como internacionales suministren maquinaria, materias primas, y apoyo logístico. El 14 de agosto de este año, la Unión Europea volvió a informar sobre la construcción de asentamientos de forma ilegal y de las infraestructuras que les daban apoyo. Asimismo, en el informe de la relatora de Naciones Unidas, recibe mención especial la empresa española Construcciones Auxiliar de Ferrocarriles (CAF) como parte de un consorcio para construir líneas de tranvía que conectan Jerusalén con asentamientos en Cisjordania. Otras compañías se habían retirado del proyecto debido a la presión internacional. La razón de esta presión radica en el hecho que el objetivo del proyecto es la construcción de nuevas líneas de tranvía que conecten Jerusalén con asentamientos israelíes en territorio ocupado haciendo permanente, de facto, dicha ocupación y favoreciendo la desmembración de Palestina. Estos asentamientos no pertenecen al municipio de Jerusalén y la construcción de los nuevos tramos de vías implica la expropiación de terrenos en territorio palestino. En la nota de prensa anunciando la concesión del proyecto, CAF obvió dar información sobre estos detalles.
El sector financiero canaliza los fondos para que las empresas no-financieras puedan lucrarse con la situación de apartheid, ocupación y genocidio. Por un lado, empresas de seguro proveen la cobertura sobre riesgos asociados a las operaciones en Gaza. Estas empresas, así como bancos de inversión, fondos de pensiones e instituciones depositarias también invierten en las acciones y activos financieros emitidos por las empresas involucradas en dichas operaciones dentro de su estrategia para generar rentabilidad. Por ejemplo, los bancos israelíes Hapoalim y Mizrahi Tefahot proporcionaron financiación para la construcción de los nuevos tramos del tranvía de Jerusalén llevada a cabo por CAF. Sobre este caso, la Unión Europea, a través de su Servicio Europeo de Acción Exterior emitía un informe concluyendo que esta infraestructura favorecía la expansión de los asentamientos en territorio ocupado.
Hay más sectores implicados. Uno es el energético. El Estado de Israel ha diseñado históricamente un sistema de dependencia por el que Gaza solo produce entre el 10 y el 20 por ciento de sus necesidades. Esta situación ha hecho de Gaza una zona completamente dependiente de generadores propios a la vez que de 10 líneas de suministro israelíes. Desde octubre de 2023, Israel ha cortado el acceso a la energía en la mayor parte del territorio de Gaza. Asimismo, empresas como Delek Israel Fuel Company Ltd abastecen de carburante tanto a los asentamientos en territorios ocupados como al ejército. El sector de bienes de consumo también participa del expolio. Cadenas de supermercados como Shufersal no sólo opera tiendas en los asentamientos sino que también distribuye los productos que se producen en ellos. Al mismo tiempo, como consecuencia de la ocupación, Gaza se ha convertido en un mercado cautivo donde el Estado de Israel controla la entrada de ciertos productos. La empresa Teva Pharmaceutical Industries se beneficia de esta situación siendo uno de los proveedores de productos farmacéuticos en los territorios ocupados sin enfrentarse a la competencia de otros medicamentos genéricos similares.

Las rentas del genocidio
De acuerdo con el informe de Francesca Albanese, el genocidio que el gobierno de Israel está llevando a cabo en Gaza es lucrativo para muchas empresas. Para evaluar esta afirmación los siguientes gráficos recogen la cotización de empresas israelíes en la bolsa de Tel Aviv, clasificadas por sectores económicos. Para poner estos datos en contexto se incluyen datos de índices o empresas comparables en Estados Unidos y otros puntos del planeta. Todos estos datos se han obtenido del portal investing.comque los tiene en abierto.
El siguiente gráfico presenta datos diarios de la evolución del índice Tel Aviv 35 (el equivalente a nuestro Ibex 35) junto con índices bursátiles de Estados Unidos (Dow Jones Industrial Average), Europa (Euro Stoxx 50), Japón (Nikkei 225) y Reino Unido (FTSE 100). Todas las series se han normalizado a 100 el 6 de octubre de 2023, un día antes de los atentados de Hamás. El gráfico muestra como el índice Tel Aviv 35 ha tenido un rendimiento significativamente superior comparado con los otros índices.
Como vemos en el gráfico, desde octubre de 2023, la rentabilidad de invertir en empresas israelíes ha sido muy superior que invertir en otras zonas geográficas, duplicando o casi triplicando la rentabilidad de otros índices bursátiles. Entre octubre de 2023 y agosto de 2025 el TA35 se ha revalorizado una media de un 31 por ciento anual, un crecimiento mucho mayor que el de los índices de Estados Unidos (18 por ciento), Europa (16 por ciento), Japón (18 por ciento) o Reino Unido (12 por ciento).
En este sentido, la evolución del índice Tel Aviv 35 se ha visto marcada por dos puntos de inflexión. Aunque en los primeros días tras el atentado del 7 de octubre de 2023 la bolsa israelita tuvo rendimientos negativos, esta tendencia rápidamente cambió a finales de octubre, tras el comienzo de la invasión a gran escala de Gaza por parte del ejército israelí. El segundo punto de inflexión, que aceleró el crecimiento del índice, ocurrió en el último trimestre de 2024. Durante ese año quedó patente que Israel dominaba el conflicto en la región. Justo ese verano Israel había matado a los líderes de Hamás, Mohammed Deif, el 13 de julio, y Ismail Haniyeh, el 31 de julio, así como al líder de Hezbolá, Hassan Nasrallah, el 28 de septiembre. El 17 y 18 de septiembre explotaron decenas de busca-personas y walkie-talkies matando a supuestos milicianos palestinos. Asimismo, los ataques de Irán a Israel en esas fechas con misiles balísticos fueron repelidos sin causar daños significativos. Para algunos analistas, estas acciones supusieron un giro geopolítico en la región indicando que Israel volvía a dominar su seguridad restaurando la confianza de los inversores en el país.
En esta segunda parte de la entrada aporto algo de análisis respecto a la evolución del índice TA35, muestro datos de cada sector productivo implicado en el genocidio y acabo con unas modestas conclusiones.

Un (sencillo) análisis de la rentabilidad de un genocidio
Para analizar estadísticamente estos cambios de rendimiento se estima la regresión
Isrt = c + b1USAt + b2Eurt + b3Japt + b4UKt + et,
donde Isrt, USAt, Eurt, Japt, y UKt representan los rendimientos de los 5 índices bursátiles incluidos en el gráfico 2 de ayer. La muestra se expande desde el 2 de enero de 2022 hasta el 26 de agosto de 2025. En un primer análisis, se calcula la estabilidad de la regresión con rendimientos semanales. Para analizar si la regresión es estable se utiliza el test de Andrews and Ploberger para detectar cambio estructural con punto de corte desconocido. El test rechaza la hipótesis nula de que no existe cambio estructural en esta relación con un p-valor de 0,00. El punto de cambio estructural estimado es en la semana del 25 de septiembre de 2024, que coincide temporalmente con el punto de inflexión en el desarrollo de la guerra mencionado al final de la entrada de ayer.
Para dar una interpretación sencilla a lo que significa este cambio estructural, se repite el análisis con series de rendimiento diarias imponiendo una variable dummy que representa el cambio estructural estimado en la regresión anterior. El coeficiente estimado para esta variable dummy es de 0,21 con una desviación estándar de 0,09 y mediría el cambio en el exceso de rendimiento posterior al punto de inflexión. Es decir, condicionado a los rendimientos de las otras economías, el rendimiento diario es de un 0,21 por ciento adicional en Israel de lo que hubiera sido antes de septiembre de 2024.
Una vez identificado la fecha del cambio estructural, la siguiente tabla presenta un análisis descriptivo de los rendimientos bursátiles para ponerlos en contexto. En particular, esta tabla incluye el promedio de los rendimientos anuales de estos cinco índices bursátiles en diferentes períodos de tiempo. La primera fila corresponde al periodo tras el cambio de régimen estimado anteriormente, del 25 de septiembre de 2024, hasta el final de la muestra, el 26 de agosto de 2025. Como podíamos esperar a partir de los resultados de la estimación, la rentabilidad de la bolsa israelí es muy superior a la de las otras cuatro bolsas. La segunda fila muestra estas rentabilidades para el primer periodo de la estimación, aquel que va desde el 2 de enero de 2022 hasta la fecha del cambio de régimen. Para ese periodo anterior observamos que la rentabilidad de la bolsa israelí es mucho menor que la del resto de bolsas incluidas en la tabla.
Los datos usados para la estimación de la regresión que se ha especificado arriba comienzan en 2022 para evitar contaminaciones con periodos anómalos anteriores, como, por ejemplo, podría ser la pandemia de Covid. Sin embargo, y por dar mayor profundidad a la descriptiva, las dos filas siguientes de la tabla confirman que, independientemente del periodo anterior a septiembre de 2024 que se considere, la rentabilidad de la bolsa israelí a partir de esa fecha es completamente anómala. La tercera fila considera el periodo desde agosto de 2011 hasta el cambio de régimen. En la cuarta fila se hacen los cálculos desde agosto de 2011 hasta el día anterior a los atentados de Hamás, en octubre de 2023. Vemos como, antes de septiembre de 2024, la rentabilidad promedio de la bolsa israelí es inferior a la de la mayoría de bolsas independientemente del periodo considerado.
Por último, también se podría pensar que la alta rentabilidad a partir de septiembre de 2024 está compensando la baja rentabilidad que hubo en Israel justo después de los atentados de Hamás. La última fila de la tabla desmiente esta afirmación. En esa fila se calcula la rentabilidad promedio de estas cinco bolsas desde octubre de 2023 hasta el último dato disponible, es decir, para todo el periodo del conflicto. Se observa que la bolsa israelí ha tenido un exceso de rendimiento en relación al resto de bolsas desde que Israel está llevando a cabo este genocidio.
Las empresas involucradas en el genocidio
Siguiendo con los sectores mencionados en el informe de la relatora de las Naciones Unidas, el gráfico 3 muestra información sobre la cotización de la empresa de defensa israelí Elbit System en comparación con empresas de defensa americanas y el índice S&P del sector. Con la excepción de la americana RTX (52 por ciento anual), la empresa israelí ha generado unos rendimientos desde el comienzo de la guerra muy superiores (41 por ciento) a sus competidores americanos como Lockheed Martin (3 por ciento), Northrop Grumman (18 por ciento) o General Dynamics (20 por ciento).
Otro sector con altísimos rendimientos desde comenzó el genocidio en Gaza es el inmobiliario. En el gráfico 4 se incluyen cotizaciones de cuatro empresas israelíes relacionadas con el sector junto al índice S&P inmobiliario. Las empresas Amot Investments Ltd, Azrieli Group Ltd y Mivne son inmobiliarias. Todas estas empresas tienen inversiones en los territorios ocupados. Dimri Construction and Development Ltdes una constructora que ha ayudado a la construcción de los muros de separación en Gaza, así como asentamientos ilegales. De nuevo, con la excepción de Amot (11 por ciento anual), cuya cotización se mantiene a par con sus equivalentes americanos, el resto de empresas han generado rendimientos superiores: Azrieli (29 por ciento), Mivne (15 por ciento) o Dimri (21 por ciento) en comparación al 10 por ciento que ha crecido el sector en Estados Unidos según el índice S&P. El gráfico incluye, además, la cotización de la americana Caterpillar (26 por ciento) y la española CAF (40 por ciento). Parece que contribuir a derruir la infraestructura palestina existente y a construir infraestructura en terreno ocupado ilegalmente también genera rendimiento.
Respecto al sector financiero, el gráfico 5 incluye las cotizaciones de cinco bancos (Bank Hapoalim, Israel Discount Bank, First International Bank of Israel, Bank Leumi y Mizrahi Tefahot Bank) así como cuatro aseguradoras israelíes (Clal Insurance Enterprises Holdings, Harel Insurance Investments and Financial Services, Menora Mivtachim Holdings y Phoenix Financial) junto, de nuevo, al índice del sector del S&P. Los cinco bancos proporcionan financiación para la construcción de asentamientos e infraestructuras en territorios ocupados. Las empresas aseguradoras, además de financiar la construcción en terrenos ocupados, también mantienen carteras de activos de empresas que se benefician de la ocupación y el genocidio. Vemos que, con la excepción de los bancos Discount (27 por ciento anual), First International Bank (20 por ciento) y Mizrahi (26 por ciento) que, aunque con rentabilidades elevadas, son parecidas a las del sector en Estados Unidos (26 por ciento), el resto de empresas obtiene rentabilidades muy superiores. En particular, Hapoalim ha generado un rendimiento de 41 por ciento, Leumi del 44 por ciento, Clal del 64 por ciento, Phoenix del 79 por ciento, Menora del 87 por ciento y Harel del 89 por ciento.
Por último, el gráfico 6 incluye datos de las empresas, Delek, Shufersal y Teva (líneas finas continuas) junto con los datos del índice S&P de sus respectivos sectores (líneas gruesas discontinuas). Cada sector se muestra con un color diferente. Como en casos anteriores, las empresas israelíes muestran rendimientos significativamente superiores al promedio de cada sector en Estados Unidos: 15 por ciento respecto a 0 por ciento para Delek, 54 por ciento versus 14 por ciento para Shufersal y 28 por ciento en comparación a 0 por ciento para Teva.
Conclusiones
La barbarie que el gobierno de Israel está llevando a cabo en Gaza es de difícil comprensión. Tampoco es comprensible la impunidad con la que se están cometiendo estos crímenes ante los que la mayoría de los gobiernos del mundo desarrollado miran para otro lado mientras millones de Palestinos sufren el horror.
Si bien es cierto que hay empresas israelíes no involucradas en el conflicto, hay otras que, a pesar de ser facilitadoras del proceso de ocupación, apartheid y genocidio, todavía atraen demanda inversora en busca de beneficio. Aunque de los datos presentados aquí no se pueda concluir que la alta rentabilidad de estas empresas se deba a su participación directa en esta barbarie, lo que sí sugieren es la falta de escrúpulos de unos inversores que siguen inyectando fondos en ellas a pesar de su colaboración con quien está llevando a cabo una acción que muchos consideramos absolutamente desproporcionada y cruel. El genocidio es especialmente lucrativo para los desaprensivos que no tienen ningún reparo en ganar dinero a costa del sufrimiento de los demás.
El informe de Francesca Albanese pone de manifiesto que las guerras no son solo balas y empresas armamentísticas. Se necesita también una multitud de empresas que den apoyo en todo lo que lleva aparejado la destrucción que generan las armas. A veces es muy difícil acabar con la violencia directamente, pero cabe preguntarse si los costes en términos de imagen o de contratos que se pierden para las empresas que la apoyan podrían contribuir a mitigar la extensión del dominio de la lucha.
Existen iniciativas para dar una respuesta a esta terrible situación. Por ejemplo, el Ayuntamiento de Barcelona ha decidido romper relaciones con Israel y no contratar a empresas que se beneficien de la guerra o los asentamientos en Palestina. Por su lado, el Fondo de Pensiones Global del Estado noruego, el mayor fondo soberano del mundo, ha anunciado la venta de sus acciones en el grupo industrial estadounidense Caterpillar y en cinco bancos israelíes. También hay respuestas ciudadanas. Entre otras muchas acciones, el proyecto Who Profit Research Center, la aplicación No Thanks, o la plataforma Hope Palestina.
El mundo llega ya tarde para los miles de muertos, cientos de miles de heridos y millones de desplazados palestinos. No podemos dejar de reclamar que se haga todo lo que esté en nuestras manos para detener este genocidio ya. Para ello, es imprescindible conocer mejor quien se está lucrando, negarle nuestro apoyo, y presionar a nuestras autoridades para que también lo hagan.
* Agradezco los comentarios de Pablo Aguiar Molina, Gabriel Pérez Quirós y los editores de Nada es Gratis a una versión anterior de este artículo.
Fuente: Nada es gratis
Palestina: la rentabilidad de un genocidio (I) (1-09-25)
Palestina: la rentabilidad de un genocidio (II) (2-09-25)
Portada: Leo Camus/Tercera Dosis
Ilustraciones: Nada es gratis (gráficos) y Conversación sobre la historia
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