El silencio no detiene la ocupación y el genocidio de Gaza

Conversación sobre la historia


 

En menos de dos semanas, los incendios han arrasado más de 350.000 hectáreas en esta zona del oeste de la península; los expertos analizan las circunstancias que la han convertido en un polvorín

Antonio Martínez Ron 
Victòria Oliveres

 

Después de dos semanas de incendios, la franja al oeste de la península ibérica que va desde Extremadura a Galicia sigue siendo una mancha humeante visible desde el espacio y 20 focos continúan en el máximo nivel de alerta. La gráfica que muestra la evolución de la superficie quemada asombra a los propios especialistas: una barra vertical que pasa de las 46.000 hectáreas que se habían quemado en España a principios de agosto a las más de 400.000 hectáreas, un umbral que no alcanzábamos desde 1994.

La gran mayoría del territorio calcinado se acumula en el eje Zamora-León-Ourense y, paradójicamente, este triángulo infernal incluye algunas regiones que consideramos parte de la España húmeda: ¿qué pasó en esta zona en este corto intervalo de tiempo y cuáles son las causas que convirtieron la zona en un polvorín?

Fuegos en la frontera entre Galicia y Portugal, vistos desde el satélite Sentinel-2 de la ESA. Copernicus Sentinel data (2025), ESA

La receta de la catástrofe

Francisco Martín Azcárate, profesor de la Universidad Autónoma de Madrid (UAM) y experto en ecología, desglosaba en redes sociales algunos de los factores. Además del cambio climático y la falta de prevención, explica a elDiario.es, hay una serie de elementos que contribuyeron a que se convirtiera, en sus propias palabras, en una “bomba de relojería”.

El mapa de los incendios del noroeste peninsular

Mapa con la superficie quemada de los incendios de +500 hectáreas en el noroeste de la Península según las últimas estimaciones a través de imágenes satelitales

El primer factor es el propio clima de la zona, propenso a un fuerte contraste entre la humedad del periodo de lluvias y la sequedad del verano. “Es un clima mediterráneo, sobre todo hacia Zamora, con un verano muy seco y un fuerte periodo de lluvias que produce una biomasa muy importante durante una parte del año”, señala Martín Azcárate.

Los incendios en 2025 en el sur de Europa

Evolución de la superficie forestal quemada en 2025 en cada país, en hectáreas absolutas y cómo porcentaje de la superficie del país. Solo incluye la superficie quemada y detectadas por satélite de incendios de más de 30 hectáreas. Actualizado con últimos datos hasta 20-ago.

“Es el mix perfecto”, añade Andrea Duane, investigadora de la Universidad California Davis (UCD). “A mucha gente le choca que sea particularmente susceptible de quemarse esta zona donde llueve más, pero es que esta lluvia produce mucha biomasa y, por lo tanto, más combustible para quemar, además de unas condiciones en verano que te pueden convertir rápidamente todo eso en un gran incendio”.

Un “latigazo hidrometeorológico”

A estas circunstancias favorables, se sumó un elemento diferenciador, que fueron unas condiciones meteorológicas extraordinarias, asociadas al cambio climático, que desataron el infierno localidad tras localidad y serranía tras serranía. “Ha sido una combinación de catastróficas desdichas de las que veníamos avisando desde marzo, desde que se veía que la vegetación iba a crecer desmesuradamente y que en verano iba a ser una catástrofe”, asegura Francisco J. Tapiador, catedrático de Física de la Tierra en la Universidad de Castilla-La Mancha (UCLM).

Francisco J. Tapiador — Catedrático de Física de la Tierra en la Universidad de Castilla-La Mancha (UCLM)

“La clave de esto es lo que llamamos un latigazo hidrometeorológico”, detalla Francisco Martín León, meteorólogo de Meteored y coordinador de RAM (Revista del Aficionado de la Meteorología). “Se ha dado en otras partes del mundo, como California, y se trata de un periodo de lluvias abundantes y extraordinarias en un clima relativamente seco”. En este caso, se sucedieron dos meses y medio de lluvia intensa, por encima de la media, que hacían anticipar un aumento del peligro.

Evolución de la vegetación en la zona noroeste de la península de marzo a junio de 2025, desde el satélite. NOAA/NASA

“El calor empezó a asomar a finales de mayo y junio”, explica el meteorólogo. En concreto, se trató del junio más caluroso medido en España y la temperatura media estuvo 3,6ºC por encima de la media. “En ese momento ya hubo un primer escalón de sequedad del suelo, pero el verdor se mantuvo” dice Martín León. “El problema vino cuando agosto dio la cara. Las plantas se agostaron, se secaron”.

La ola de calor, que con sus 16 días es la tercera más larga del registro, puso la guinda. “Este anticiclón de bloqueo que hemos tenido durante estos días ha tenido una entrada de aire africano en su vertiente occidental, justamente en la zona que va desde Huelva hasta Galicia”, asegura el especialista. “Y se han batido los récords de temperatura máxima en lugares como Zamora, Mieres o Ribadavia, en Ourense, a lo que se añade una proliferación de las tormentas secas”.

Terreno propicio al fuego

A estas circunstancias climáticas y meteorológicas extremas se suman otros elementos que hacen que este triángulo geográfico sea especialmente sensible a los fuegos. Entre ellos, una orografía intrincada y especies vegetales particularmente inflamables como el brezo, la retama y los pinos reforestados durante décadas. “También influye el tipo de suelo”, comenta Martín Azcárate. “En general, los suelos menos fértiles suelen dar lugar a vegetación que tiene una proporción mayor de carbono en sus tejidos, es más leñosa y, por lo tanto, arde mejor”.

En cuanto a los pinos, una buena parte se plantaron en el siglo XX, cuando se tenía una idea errónea de los ecosistemas. “Con los ojos de hoy, generar superficies tan continuas y extensamente forestadas es un poco una bomba de relojería”. Durante mucho tiempo se pensó que la vegetación ideal siempre eran los bosques y el resto se consideraba terreno degradado. “Hoy día tenemos muy claro que el territorio deseable no es un bosque continuo, sino que más bien un mosaico con espacios más abiertos”, apunta. “Lo que hay que hacer ahora es no reforestar para volver a generar el mismo paisaje tan tremendamente inflamable, tenemos que aprovechar la oportunidad para mostrar un paisaje más abierto, más resiliente”.

Sin gente ni herbívoros

El otro gran factor clave que ha agravado la situación es la despoblación de una amplia región, desde Galicia hasta Huelva. “La zona de la penillanura salmantina y zamorana está cada vez más despoblada, y eso hace que sea difícil mantener los usos tradicionales que evitaban los incendios”, señala Tapiador. Hay menos agricultura y menos ganadería, por lo que la biomasa no tiene contrapeso. “Toda esta zona está muy abandonada, es una zona con una población bajísima, y como consecuencia no hay suficientes herbívoros silvestres y domésticos como para mantenerlo a raya”, subraya Martín Azcárate.

Imagen de las zonas afectadas en infrarrojo desde el satélite en marzo de 2025 (izquierda) y tras los incendios (agosto). NOAA/NASA

Todo esto no quiere decir que este triángulo sea la única zona en la que se producen megaincendios descontrolados, aunque sí la que tiene más papeletas en determinadas circunstancias. Portugal, en su conjunto, reúne muchas de las características, incluido el clima mediterráneo y la constante alimentación de la biomasa por las lluvias que trae el Atlántico.

“Podríamos trazar más triángulos de este tipo en otras regiones, pero esta es quizá la de mayor contraste, es una cuestión de probabilidades”, comenta Martín Azcárate. “El año que viene, o el siguiente, puede ocurrir en la sierra de Albarracín. O en los Pirineos, donde empieza a ser un problema también”, advierte Tapiador. Todo dependerá de si políticos, técnicos y ciudadanos en general hemos sido capaces de aprender las lecciones que nos ha dejado este verano.

Fuente: El Diario.es 21 de agosto

Ilustraciones: El Diario.es 21 de agosto

Portada: Alba Cambeiro en El Salto, 19 de agosto

Para leer más

Javier Ayuso  “Los pinares de Burgos y Soria: la gestión comunal de los bosques que previene grandes incendios”

El Diario.es Castilla, 24 de agosto

Jorge Armesto. (…) Diez días después de que el dispositivo contraincendios autonómico, completamente superado y exhausto, no hubiese logrado apagar ni uno de los fuegos que asolaban la provincia descubrimos la razón. ¿Fue por la falta de previsión, la precariedad y la carencia de medios? No. Medios había más que suficientes, a decir de presidentes y consejeros. Pero faltaban bulldozers. Vaya por dios. Cientos de miles de hectáreas quemadas por la falta de unas palas aquí y allá. De haber estado, ni una hectárea habría ardido parecen decir. Pensará algún picajoso: ¿y no tendrían que haberse ocupado los gobiernos autonómicos de haberse dotado de esos vehículos de tan portentosos efectos apagalotodo? Y, si no es así, ¿quién debía proporcionárselos? Pues, ocioso es decirlo: el Ministerio de Bulldozers. Ese organismo clandestino del maléfico Sánchez que atesora, acapara y oculta cientos, miles, millones de bulldozers para que nadie más pueda disfrutarlos (…)

Jorge Armesto.”La agonía de León y los bulldozers”, El Salto 21 de agosto


Jordi Amat (…) Es descorazonador reseguir la palabrería grandilocuente de planes, iniciativas o cursos impartidos que se han sucedido en Castilla y León para prevenir lo que se sabía que podía pasar. Y ha ardido sobre quemado. Las claves estaban en Los rescoldos de la culebra de Juan Navarro García, un gran reportaje sobre los incendios de 2022. En una escena los bomberos se mofan del consejero cuando presume del aumento de la superficie forestal, que es, precisamente, una de las causas primeras de la situación de riesgo permanente que vive la provincia. Frente a ello sería necesario un operativo que trabajase durante todo el año. “Es absurdo y un despilfarro”, afirmó en su día. Y en su día dijo también que el consejero tenía un chivo expiatorio para explicar la tragedia de la Culebra: “El ecologismo radical”. En noviembre pasado, tras una comparecencia más bien triunfalista en las Cortes para exponer cómo sería la campaña contra los incendios, el sindicato de funcionarios advirtió que no se cumplía con lo pactado y que la suerte de los bosques no podía apostarse a la climatología. Más que a la innovación, se ha jugado a “la lotería”.

Jordi Amat. “Castilla y León lidera la innovación forestal de Europa”, El País  25 de agosto


 

Emmanuel Rodriguez (…) Hay, no obstante, un dato que merece la pena considerar. En el caso español, y especialmente de las provincias de León y Zamora, la parte mayor de lo quemado son montes comunales. Es decir, se trata de montes de los vecinos, no del Estado o de los ayuntamientos: las juntas vecinales administran una propiedad que es del común de los residentes. Si durante siglos está tierra ha sido aprovechada de este modo es porque sus vecinos sabían explotar estos recursos en común, repartido a “suertes”, de donde extraían leña, pastos y otros productos forestales. Esta ha sido secularmente la mayor barrera contra el fuego. Y también la mejor expresión de que “solo el pueblo salva al pueblo” gestionando y explotando precisamente los montes del pueblo. La memoria de esta gestión comunal es lo que ha permitido a muchos organizarse y acometer las tareas para defender casas y terrenos del fuego. Una capacidad que no se debería delegar en ninguna administración y que parece haber sido exitosa en la insumisión al mandato de desalojo. De hecho, si la población quiere mantener sus casas y sus montes tiene que tener la capacidad para limpiar y explotar por sí misma el monte. Esto tiene mucho menos que ver con las trabas burocráticas (que las hay, y algunas veces son pertinentes y otras no) para explotar los montes, como con el hecho de que haya población que haga uso de los mismos. La falta de población es, en definitiva, el problema.

Ahora bien, pensar que estas comarcas, con sus vecinos envejecidos y con buena parte de sus jóvenes transitando a las economías urbanas, van a ser capaces de hacer lo que hacían sus bisabuelos es una quimera. Igualmente confiar en que las administraciones autonómicas y estatales van a hacer algo más que intervenciones quirúrgicas frente a un problema de transición climática de magnitud gigantesca, enterrando millones de euros en limpieza de unos montes con rendimientos marginales (al menos para las empresas y los intereses que en realidad cuentan), es realmente confiar mucho en nuestra clase política, incluida obviamente a los populistas agraristas de Vox, que conocen ese territorio despoblado (como todos sus compañeros de poltrona) desde su chalet suburbano….

Emmanuel Rodriguez.  “Fuego. Solo el pueblo salva el pueblo”, CTXT, 26 de agosto de 2025


Joan Romero Cambiar la forma de entender la política para luchar contra los incendios. Podcast Cadena Ser  20/08/2025

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1 COMENTARIO

  1. EL PUEBLO SALVA A EL PUEBLO, como lema muy bien como realidad no. Las zonas rurales están abandonadas, solo quedan personas mayores, descendientes que vive en ciudades y vienen de vacaciones y urbanitas turísticos. Ni las administraciones, ayuntamientos , diputaciones, junta y gobierno central, ni los vecinos y turistas, han actuado para limpiar el monte, los perímetros de los pueblos, han actuado cuando ya estaba el fuego en sus pueblos y han ido a salvar sus arboles, vehículos o casa, con peligro o para las vidas de todos ellos. Cuando pase esto exigirán, con razón ayudas pero el año que viene, al otro…y sucederá lo mismo. El pueblo debe votar y exigir a los políticos elegidos que actúen y denunciar si no lo hacen antes de que vengan los incendios, esperanza en ello ninguna.

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