Dia 9 de enero
  • Entrevista a Rich PERLSTEIN en eldiario.es (9-01-21): «Un segundo impeachment a Trump es la manera de crear un registro histórico que recuerde este insulto a la democracia» El historiador es autor de varios libros sobre la evolución de la derecha en Estados Unidos desde los años 50. Acaba de publicar ‘Reaganland y ve el asalto al Capitolio como el resultado del giro de las últimas décadas de los republicanos … El historiador Rick Perlstein ha escrito el relato más completo y detallado de la evolución del Partido Republicano desde los años 50 en una tetralogía que acaba de concluir con Reaganland: America’s Right Turn 1976-1980, sobre el ascenso de Ronald Reagan. La crudeza creciente de los conservadores y lo que él llama la «sureñización» de Estados Unidos que ha descrito a lo largo de miles de páginas, según él, han estallado ahora de manera dramática con el asalto al Capitolio. Perlstein, que vive en Chicago, cruce de caminos y buen reflejo de Estados Unidos, tiene esperanza de que éste sea un punto de inflexión que cambie el rumbo del país. 
  • Entrevista a Michael WALZER en Repubblica (9-01-21) reproducida en L’Hora:  Ens han salvat els capaços de dir no “Els homes i les dones de les institucions han demostrat ser més forts i més sòlids que el mateix sistema que Trump va assaltar, tant desfermant la multitud dimecres com en els darrers mesos, amb les exigències i pressions per alterar els resultats de les eleccions. Si només un d’ells hagués sucumbit a l’adulació del president, potser ni tan sols la guàrdia nacional hauria estat suficient per defensar el Capitoli; però molts, tot i no compartir les mateixes idees, van continuar sent fidels als valors de la Constitució, defensant el resultat de la votació “.

 

Foto: Shutterstock / Alex Gakos
Dia 10
  • Artículo de Roger COHEN en The New York Times (10-01-21): Un golpe aplastante a la dañada imagen democrática de Estados Unidos La escena de una turba que intentaba interrumpir la transición pacífica del poder en Washington también representaba una amenaza para todas las democracias … “¿Todo está bien después de todo? No por completo. La idea y los valores estadounidenses —la democracia, el Estado de derecho, la defensa de los derechos humanos— fueron objeto de un ataque sostenido durante la presidencia de Trump. Rupnik sugirió que sería “muy difícil” para Biden proyectar la imagen de un Estados Unidos como “el conciliador de una comunidad de democracias”, una idea que el gobierno entrante ha transmitido para indicar el retorno a los principios fundacionales de Estados Unidos. Durante algún tiempo, el resto del mundo mirará a Estados Unidos con escepticismo cuando intente promover los valores democráticos. Las imágenes del Capitolio invadido estarán ahí, para quienes quieran utilizarlas, para señalar que lo mejor sería que Estados Unidos evitara dar lecciones en el ejercicio de la libertad. Los dictadores duros y blandos tienen una nueva y potente munición”.
  • Artículo de Cas MUDDE en eldiario.es (10-01-21): Lo que pasó en Washington DC está pasando en todo el mundo En los últimos años, la extrema derecha ha intentado asaltar parlamentos y oficinas del Gobierno en Alemania y Países Bajos … “Ha llegado por lo tanto el momento oportuno para que todos los periodistas , políticos y comentaristas progresistas y defensores de la democracia vean a la extrema derecha como lo que es, una amenaza para la democracia liberal. Una amenaza tremenda, es cierto, pero ninguna amenaza puede tener éxito si no es con la ayuda tácita de los medios de comunicación y la opinión pública, sea por la formación de coaliciones oportunistas o por la ausencia cobarde de respuestas adecuadas. Ya no estamos en la década de 1930. Hoy, la enorme mayoría de los europeos y norteamericanos apoya la democracia liberales. Pero se han convertido en la nueva mayoría silenciosa a la que sus representantes ignoran y dejan cada vez más desprotegida.Es tiempo de enfrentarse a la extrema derecha y de defender la democracia liberal. Es tiempo de denunciar el racismo y los discursos y conductas antidemocráticas de la extrema derecha. Y es tiempo de rechazar clara y abiertamente la narrativa tóxica de la victimización blanca. Por supuesto, debemos reconocer las dificultades de buena parte de la población blanca, en especial las de los trabajadores agrícolas y los obreros industriales, pero nunca a expensas de la población no blanca ni de la democracia liberal”. 
  • Crónica de Francesc PEIRÓN en La Vanguardia (10-01-21): Trump disfrutó con el asalto Legisladores republicanos se suman a la petición de destitución inmediata … “Quiero que se vaya, ya ha causado suficiente daño”, dice la senadora Murkowski … El ‘impeachment’ llegará este lunes al Congreso si Trump no abandona antes … Twitter cancela la cuenta de Trump por incitar a la violencia y el temor a otros ataques.
  • Reconstrucción de Xavier MAS DE XAXÀS en La Vanguardia (10-01-21) de los primeros nueve días de 2021: La ‘causa perdida’ toma el Capitolio. Trump ha puesto en marcha un movimiento político que hunde sus raíces en el viejo sur confederado … “Trump lidera un movimiento político sobre la causa perdida de los confederados. Los 74 millones de estadounidenses que votaron por él esperan que les lleve a este “nuevo país”, tradicionalista y dominado por el hombre blanco. La fractura que han abierto recuerda a la de 1860”.
  • Crónica de Roger SENSERRICH en Four Freedoms (10-01-21): La mayor injusticia de América La derecha trumpista americana descubre quienes son las verdaderas víctimas de la insurrección en el Capitolio: la derecha trumpista americana … “La pregunta, claro está, es sobre quién debe pagar las consecuencias ante estos hechos. De momento, el Departamento de Justicia y el FBI están deteniendo y empapelando a gente con entusiasmo; dado que los asaltantes tuvieron el detalle de retransmitir sus actos en las redes sociales, identificarlos y denunciarlos está siendo algo trivial. El problema es Trump. Es obvio, porque está grabado, escrito, y porque lo estaba diciendo en voz alta sin parar desde noviembre, que el asalto al capitolio es algo que el presidente quería que sucediera. No sabemos si estaba directamente implicado, pero ese es un detalle irrelevante; Trump pidió esa misma mañana a los asistentes en un mitin que lo hicieran. Es obvio que Trump no puede ser presidente, y debe ser destituido. La cuestión es cómo”.
  • Análisis de Moisés NAÍM en El País (10-01-21): ¿Qué más pasó el 6 de enero? Esa fecha podría pasar a la historia como el día en que Estados Unidos comenzó a reparar su maltratada democracia … “Además de la toma violenta del Capitolio, ese día pasaron otras cosas muy importantes para la democracia de Estados Unidos. En la mañana del 6 de enero supimos que los dos candidatos al Senado en representación del Estado de Georgia —Raphael Warnock y Jon Ossoff— habían derrotado a sus rivales del Partido Republicano … Con esos dos votos adicionales, el Partido Demócrata, que ya tiene el control de la Cámara de Representantes, también tendrá la mayoría en el Senado. Esto no sucedía desde 1995 … Ese día cargado de sorpresas también nos trajo una carta y un discurso que —sin tener el dramatismo televisado de la toma del Capitolio— cambiaron el curso de la historia. Mike Pence, quien como vicepresidente también preside el Senado, les envió una carta a sus colegas senadores. En ella, el hasta ese momento sumiso, obediente, cursi, adulador y seguramente sufrido Pence les informaba a los senadores de que cumplirá rigurosamente con el limitado deber que le manda la Constitución en el proceso de certificar la elección del presidente y vicepresidente de la nación … La otra sorpresa fue el discurso de Mitch McConnell, el jefe de los republicanos en el Senado. Durante cuatro años, McConnell apoyó sin reservas a Trump. El 6 de enero dejó de hacer eso. En la sesión donde se comenzaba a discutir el recuento de los votos electorales, y antes de que la invasión del Capitolio impidiera seguir con el debate parlamentario, McConnell pronunció un devastador discurso que puso en evidencia, y efectivamente destruyó, el autogolpe que estaban perpetrando Trump y los suyos”.
  • Comentario de Lluís BASSETS en El País (10-01-21) sobre el poder de Twitter: Un arma cargada de futuro Al dejar a Trump sin su cuenta, Twitter ha demostrado algo que nadie había hecho hasta ahora, que tiene más poder que el presidente … “Las grandes tecnológicas le han demostrado a Trump quién tiene más poder que é También los asaltantes, primero regocijados con los selfis y los vídeos históricos de sus barbaridades, se están dando cuenta ahora de que habían colgado de la nube las pruebas judiciales para su detención y condena”.
  • Artículo de Joan BARATA en Agenda Pública (10-01-21): Twitter, Trump y la censura “¿Es pues censura la decisión de Twitter o Facebook de “silenciar” a Donald Trump? En estricto rigor jurídico, y por las razones mencionadas creo que no lo es. En el caso de Donald Trump, asimismo, dispone de un gran número de espacios y plataformas (en el sentido amplio) alternativas para expresar todos los exabruptos que desee ¿Tienen o deberían tener absoluta discrecionalidad las redes sociales para establecer y aplicar sus propias normas internas, incluidas sanciones como las referidas? Teniendo en cuenta el papel que dichas redes juegan en la esfera pública, la respuesta también es no. Es urgente establecer, como se ha dicho, nuevas regulaciones que delimiten correctamente los parámetros con base a los cuales dichos poderosos sujetos privados pueden establecer y aplicar sus políticas internas de “regulación” de contenidos, sin perjuicio de las potestades indelegables de las autoridades públicas (especialmente las judiciales) en materia de contenidos ilegales”.
  • Comentario de Enric GONZÁLEZ en El País (10-01-21): La industria del porno Hace tres décadas, los partidos políticos y las corporaciones mediáticas comprendieron que en la excitación permanente de sus bases y de sus clientes había grandes posibilidades de negocio … “El florecimiento de la industria pornoideológica, favorecido (no originado) por las redes sociales, ha creado el panorama de hoy. La política ya no siente demasiado interés por la gestión de los asuntos colectivos, porque le es más rentable la construcción de fantasías erótico-ideológicas trufadas de sadomasoquismo: los rivales nos oprimen, quieren destruir lo que más queremos, tenemos que hacerles sufrir como nos hacen sufrir a nosotros y, en cuanto sea posible, acabar con ellos. Evidentemente, el rival se convierte en enemigo y cualquier cosa que haga es ilegítima. Da lo mismo la realidad. El porno funciona como un universo cerrado y autosuficiente. De ahí que eso que llaman “relato político”, nada que ver con un programa, sea una novela cada vez más picante. De ahí que, en general (hay excepciones), la información (que siempre es un negocio o aspira a serlo) esté adentrándose sin escrúpulos en el ámbito de lo onírico y lo obsceno. Si el cliente quiere onanismo, se le echa una mano. Y se cobra por ello. No vayamos a pensar que Donald Trump es el culpable de todo. Como cualquier oportunista con la desfachatez suficiente, se limita a aprovechar lo que hay. Mientras sigamos enviciándonos con el porno ideológico surgirán por todas partes otros farsantes peligrosos. Tenemos un problema.
  • Artículo de Argemino BARRO en The Objective (10-01-21): Un mal presentimiento «Ahora mismo decenas de millones de americanos se toman la suspensión de la cuenta de Trump como un silenciamiento de sus voces y un ataque a sus ideas» … “Pero lo preocupante, sobre todo, es el carácter de Trump. Si hubiera que resumir su poder en un solo elemento, sería la capacidad de manejar la atención. El republicano ha conseguido mantenernos enganchados como si fuéramos la audiencia de una serie de televisión; esto le ha permitido marcar la agenda política y hacernos vivir en el ecosistema de sus mensajes. Lo único que necesitaba era una cuenta de Twitter. Ahora ya no la tiene. Tampoco la de Facebook. El demagogo se ha quedado sin su herramienta principal, pero sigue siendo presidente de Estados Unidos. Puede haber dos opciones. Primero, Trump guarda un perfil bajo para que no lo metan en la cárcel, por llamar a la insurrección, cuando deje la presidencia. Algo así habría hecho con su discurso de concesión del jueves, en el que condenó a los atacantes y se comprometió a una transición pacífica. O la segunda, que me hace pensar en ese verso de Dylan Thomas que los norteamericanos han modificado para hacerlo más peliculero, y que dice así: He is not gonna go quietly into the night”. 
  • Artículo de José Luis MANFREDI y Francisco RODRÍGUEZ-JIMÉNEZ en The Conversation (10-01-21): El asedio al Capitolio: ¿los rescoldos del trumpismo?: “La decadencia de la acción parlamentaria afecta a la esencia del Partido Republicano, cuyos líderes, salvo unas pocas excepciones, han plegado velas en torno al vendaval trumpiano. Hace tiempo que la prestigiosa columnista Anne Applebaum alertó al respecto. ¿Dónde están las voces críticas republicanas contra el presidente más excéntricos de cuantos han sido? ¿Qué fue de los pocos que, recién elegido Trump, amagaron con oponerse al presidente de las medias verdades? Applebaum traza una interesante comparación. Coteja lo ocurrido en varias dictaduras totalitarias con lo sucedido en el partido republicano, donde parece que prevaleció aquello de ‘Quien se mueva, no sale en la foto’ https://theconversation.com/el-asedio-al-capitolio-los-rescoldos-del-trumpismo-152910
Foto: AP Photo/Jacquelyn Martin
Dia 11
  • Información de María RAMÍREZ en eldiario.es 1-01-21) sobre los detalles del segundo “impeachment” a Trump: El segundo ‘impeachment’ de Trump: ¿se aprobará?, ¿para qué sirve?, ¿qué significa? Los demócratas ya han presentado la petición de cese del presidente por «incitar la violencia contra el Gobierno de EEUU» y tienen mayoría para aprobarla en la Cámara de Representantes. El Senado tiene la última palabra para impedir que Trump se vuelva a presentar a un cargo público. 
  • Artículo de David REMNICK en The New Yorker (9-01-21): The inciter-in-chief How surprising can Donald Trump’s recent provocationbe when for years he has served as an inspiration to bigots everywhere? … “Donald Trump still has millions of supporters, but he is likely a spent force as a politician. The three-minute-long speech he gave on Thursday night, calling for an orderly transfer of power, was as sincere as a hostage’s gunpoint confession. He may yet be impeached again, two feet from the exit door. He could return as a TV blowhard for hire, but in the future his most prominent place in public life may well be in a courtroom. In a disgraceful time, Joe Biden has acted with grace. He has been clear about the magnitude of what’s ahead. “The work of the moment and the work of the next four years must be the restoration of democracy, of decency, honor, respect, the rule of law,” he has said. But repairing the “national fabric,” as Lincoln put it, is only part of what awaits Biden. So many issues––the climate catastrophe, the pandemic, the racial crisis––will not tolerate delay or merely symbolic change. The moment will not tolerate distractions. Donald Trump is just days from his eclipse. It cannot come soon enough.
  • Artículo de Richard HAASS en Foreign Affairs (11-01-21): Present at the Destruction Trump’s Final Act Has Accelerated the Onset of a Post-American World … Their fear is that even after Trump leaves the Oval Office, he will remain on the political scene … American democracy cannot work if one of its major parties rejects the notion of loyal opposition and defines itself not in terms of what it can do but only in terms of what it can prevent … “A DAY THAT WILL LIVE IN INFAMY January 6 is a day that will—and should—live in infamy. We can hope that it will provide a useful shock to the body politic. But crises don’t always trigger needed change. Seeing that this one does must be a national priority. History is useful here. It was the shock of the Great Depression that spurred the New Deal, and of Pearl Harbor that ended American isolationism. If January 6 leads to collective soul-searching and internal reform, the United States can begin to regain the soft and hard power it will need to help manage great-power rivalry and contend with global challenges; as always, foreign policy begins at home. A post-American world will not be dominated by the United States, but that does not mean it has to be led by China or defined by chaos”.
  • Artículo de Carlota GARCÍA ENCINA en el blog del Real Instituto Elcano (11-01-21): Asalto al Capitolio: ¿caída o ascenso de la democracia estadounidense? “Lo ocurrido en el Capitolio otorga cierto capital político a la nueva Administración Biden. Hay que partir de la premisa de que Joe Biden empezaba un mandato con muchas dificultades para sacar adelante su agenda, a pesar de sumar dos nuevos senadores demócratas. Aunque controlará el calendario, la agenda, y la actuación en el hemiciclo, el Senado requiere una mayoría de 60 sobre 100 para aprobar la mayoría de la iniciativas legislativas, el denominado filibuster, por lo que es indispensable buscar consensos con los republicanos. Y si no se puede, seguramente gobernará como se ha hecho en los últimos 12 años, fundamentalmente a través de órdenes ejecutivas, lo que llevará a muchos estados a contestar las decisiones federales llevándolas a sus cortes estatales que, recordemos, han sido ocupadas por multitud de jueces conservadores.  No olvidemos, además, que el Partido Demócrata es un partido plural, dividido, que salió de unas elecciones en noviembre peor de lo que esperaba, y que moderados y progresistas se recriminaron rápidamente los posibles errores de la campaña electoral. Aunque estos dos meses de locura “trumpiana” parece que ha vuelto a compactarles o, al menos, han ocultado las desavenencias internas. Por lo tanto, ante las grandes dificultades para gobernar a partir de enero, los acontecimientos del Capitolio quizás le dan cierto capital político a los demócratas, tanto para encontrar consensos internis, como para que los republicanos decidan llegar a acuerdos con la nueva Administración y mostrar una nueva cara a los estadounidenses.
  • Crónica de Amanda MARS en El País (11-01-21): Los demócratas anuncian su plan para lanzar el segundo ‘impeachment’ contra Trump . Pelosi concede un plazo de 24 horas al vicepresidente Pence para responder sobre la destitución del mandatario antes de activar el proceso. El traslado al Senado se podría demorar meses para dar aire a la Administración de Biden … La mayoría de votantes demócratas respalda el ‘impeachment’ al presidente frente a una minoría de republicanos.
  • Artículo de Juan M. HERNÁNDEZ PUÉRTOLAS en La Vanguardia (11-01-21): Los primeros cien días más decisivos El empresario inmobiliario neoyorquino de improbable tono de cabello y tez ha acaparado la atención mediática universal … Los familiares y allegados de las víctimas mortales de la pandemia esperan la compasión de Washington … Un porcentaje del 45% de los votantes de Trump justifica el asalto al Congreso sobre la base de un imaginario fraude.
  • Artículo de Carles CASAJUANA en La Vanguardia (11-01-21): Las ruinas de una caricatura “Los dirigentes republicanos le pueden dar las gracias por la herencia que les ha dejado. Pero que no se engañen: si no le hubieran apoyado, si se hubieran plantado y hubieran dicho “de aquí no paso” –y ocasiones no les han faltado–, ahora no estarían como están. Esta y no otra es la lección que los partidos de derecha de todo el mundo –los partidos democráticos, se entiende– deberían sacar de estas últimas horas de la presidencia de Donald Trump”.
  • Artículo de Roger SENSERRICH en vozpópuli (11-01-21): Palabras y consecuencias Debemos escuchar lo que dicen los partidos y sus líderes, y estos a su vez deben ser muy, muy conscientes de que cuando hablan lo que dicen no se pierde en el vacío … “Donald Trump Llegó a acusar al padre de Ted Cruz, senador por Texas y entonces adversario, hoy defensor del presidente, de haber participado en el asesinato de Kennedy” … “Las palabras de Trump no eran sólo bravuconadas, conspiraciones, y retórica. Las palabras de Trump tenían consecuencias, cinco muertos, un traspaso de poderes marcado por la violencia, una fractura social descarnada, y un daño quizás irreparable a la imagen de Estados Unidos a nivel internacional. Lo que dicen los políticos importa. Sus palabras anticipan lo que va a venir, y también tienen un impacto directo en lo que sus votantes van a creer. Debemos escuchar lo que dicen los partidos y sus líderes, y estos a su vez deben ser muy, muy conscientes de que cuando hablan lo que dicen no se pierde en el vacío. Aquellos que crispan, que odian, que hablan de enemigos, opresores y demás están jugando con fuego – y más vale que sean conscientes de qué pueden provocar”.
Foto: Tayfun Coskun / Anadolu Agency via Getty Images
Dia 12
  • Artículo de Argemino BARRO en El Confidencial (12-01-21): La Segunda Revolución Americana El asalto al Capitolio, la culminación física de esa realidad alternativa que se ha ido fraguando en el corazón de Estados Unidos, no fue cosa de cuatro ‘freaks’, como se ha dicho varias veces … En los días y semanas anteriores a la revuelta, varios extremistas distribuían panfletos y compartían consejos en el propio Facebook … “Ahora mismo, es imposible saber hasta qué punto el asalto al Congreso ha hecho reconsiderar las cosas a algunos partidarios de Trump, conscientes quizá de que la cosa ha ido demasiado lejos y que lo más razonable es pasar página y aceptar al nuevo presidente. Sean un 10, un 20 o un 40% quienes ajusten su punto de vista, lo que está claro es que una gran porción de Estados Unidos seguirá sin confiar en las instituciones: ni en el Congreso, ni en el Tribunal Supremo (que ni se molestó en aceptar la demanda del falso fraude), ni en los medios de comunicación. No solo no confían en ellas, sino que el sistema los está empujando hacia una especie de clandestinidad. Las pocas personas a quienes escuchan, empezando por Donald Trump y sus aliados, han sido suspendidas en las redes sociales más importantes: de Facebook a Twitter, pasando por Reddit, Instagram, Twitch o Discord. Parler ha sido directamente arrancada de los servidores de Amazon y va a tener que volver a levantarse de nuevo. Desde la Sala 1 resuenan los aplausos: bravo, ya era hora de cerrarles la boca a ese atajo de fanáticos que tanto daño han hecho. Pero quizás esto solo equivalga a empujar los problemas debajo de la alfombra, o a ponernos una venda sobre los ojos. “Quiero a Trump donde pueda verlo”, decía el comediante británico Jonathan Pie, porque, si no, el próximo Trump saldrá de la nada. No sabremos ni quién es, ni qué es lo que quiere, ni quiénes lo apoyan, porque no habrá ni un espacio común, aunque sea, para insultarse y medirse con la mirada. Si estos años nos hemos estado observando el ombligo, pese a tener la película de la Sala 2 en la habitación de al lado, imagínense que la Sala 2 se muda al sótano y alguien le pone un candado. Quizás un día el asalto al Capitolio se quede pequeño”.
  • Artículo de Josep Maria RUIZ SIMON en La Vanguardia (12-01-21) El partidisme invers La imatge de l’angle mort d’un vehicle remet al que no es veu quan es mira enrere … “Els efectes de la irrupció d’aquestes formes de lideratge fins i tot en vells partits de govern que han pretès beneficiar-se electoralment presentant caps de llista de perfil antiestablishment s’han pogut constatar més d’un cop els últims temps. Aquests efectes tenen molt a veure amb la lògica amb què s’argumenten, que promou que els seguidors habitin mentalment en una realitat basada en la imatge del moment d’excepció o de la nació en perill en què la constitució, les lleis i la separació de poders deixen de veure’s com a garanties i apareixen com a noses insuportables i illegítimes per a la democràcia. Els fets del Capitoli poden interpretar-se com una conclusió treta d’aquestes premisses. I també il·lustren fins a quin punt el consum polític d’estratègies de confrontació per conrear el partidisme negatiu pot alimentar les conspiracions sedicioses i perjudica seriosament la salut de les institucions democràtiques”.
  • Opinión de Víctor LAPUENTE en El País (12-01-21): El tercer tsunami El primero fue la crisis sanitaria, el segundo una recesión económica sin precedentes y en el horizonte de 2021 apunta el tercero: las convulsiones sociales … “La semana pasada, probamos el primer bocado amargo con la ocupación del Capitolio por las hordas trumpistas. Se la ha comparado a nuestro 23-F, pero, salvo los cuernos en las cabezas de los asaltantes de ambos Congresos, son episodios distintos. El 23-F es el epílogo del franquismo y el día de Reyes es un capítulo más de una serie in crescendo de altercados sociales y raciales en EE UU. En 1981, la democracia española peligraba a corto plazo. Los golpistas podían haber impuesto un breve régimen de terror, pero a largo plazo los fundamentos liberales de nuestra sociedad —tan progresista que le daría la mayoría absoluta a un joven con chaqueta de pana poco después— estaban asegurados. El futuro de España era unirse al club de los Estados sociales y democráticos europeos. Es justo lo contrario que en EE UU. La democracia estadounidense no peligra a corto plazo. Ningún análisis frío podía concluirlo observando a la turba invasora de Capitol Hill, tan alarmante para el orden público de Washington una noche como impotente para alterar el orden legal del país un solo día. Esto excluye las mentes calenturientas de izquierdas que se lanzaron a anunciar la llegada del apocalipsis como sus equivalentes en la derecha, los predicadores evangelistas, a los que les une la misma pasión religiosa y por las redes sociales. Pero a largo plazo el porvenir de EE UU, y del resto de democracias, es más oscuro que en 1981. Los indicadores de estrés político, como el estancamiento de los salarios y el incremento de la desigualdad y la deuda pública durante décadas, auguraban ya unos tempestuosos años veinte. Sumen ahora el tercer tsunami de la pandemia.
  • Artículo de Nicholas LEMANN en El País (12-01-21): 6 de enero, síntoma de un problema sistémico El asalto al Congreso no es el simple fruto de un presidente aberrante, sino también de la creciente desigualdad, la propagación del discurso del odio en Internet y una dinámica de fracaso institucional … “Es probable que lo que hemos visto sea síntoma de un problema sistémico, o de varios que se entrecruzan. El más obvio es que una parte de la población estadounidense se siente al margen, no tiene ninguna lealtad hacia nuestras leyes e instituciones y es propensa a abordar las discrepancias políticas como una feroz enemistad. Sería ingenuo y ahistórico pensar que ese factor no existía antes en nuestro país, pero hoy parece especialmente amplio y agresivo. ¿Cómo hemos llegado a ello? Se me ocurren unos cuantos motivos. Uno es el fenómeno global del aumento de las desigualdades. En los últimos 40 años, los frutos del desarrollo económico han ido a parar de forma desproporcionada a un pequeño grupo que está en la cima y eso ha hecho que millones de personas de clase media y trabajadora se sientan atrapados, frustrados y traicionados. Es un problema con una fuerte dimensión geográfica: las grandes áreas metropolitanas son relativamente prósperas, pero el campo no. Otra causa es que los medios de comunicación, en la era de Internet, forman un sistema inmenso, rápido y sin regular en el que cualquiera puede publicar o recibir cualquier cosa, sea cierta o no. Es terreno abonado para el discurso del odio, las teorías de la conspiración y las mentiras capaces de empujar a la gente a la acción. Y otro motivo más es que las instituciones sólidas están siendo sustituidas por mercados fluidos, lo que crea una dinámica propia de fracaso institucional que genera desconfianza”.
  • Artículo de Joseph STIGLITZ en Project Syndicate (12-01-21): Whither America? “How America responds to the attack on the Capitol will say a lot about where the country is headed. If we not only hold Trump accountable, but also embark on the hard road of economic and political reform to address the underlying problems that gave rise to his toxic presidency, then there is hope of a brighter day. Fortunately, Joe Biden will assume the presidency on January 20. But it will take more than one person – and more than one presidential term – to overcome America’s longstanding challenges”. 
  • Artículo de Nouriel ROUBINI en Project Syndicate (12-01-21): Estados Unidos es el nuevo centro de inestabilidad global  “Si todo esto suena como los días finales de “tocar el arpa mientras Roma arde” de Nerón, es porque es así. La decadencia del imperio norteamericano parece estar acelerándose.  Dado lo política, social y económicamente dividido que está Estados Unidos, cuatro años de un liderazgo sólido bajo la presidencia de Biden no bastarán para revertir el daño que ha causado. Más probablemente, los republicanos harán todo lo posible por sabotear a la nueva administración, como lo hicieron con el ex presidente Barack Obama. Aún antes de la elección, las agencias de seguridad nacional de Estados Unidos advertían que el terrorismo y la violencia de derecha en el país seguirían siendo la principal amenaza endógena para Estados Unidos. Con Biden en el poder, este riesgo será aún mayor. Durante los últimos cuatro años, lo que hizo que milicias sumamente armadas de supremacistas blancos pudieran ser mantenidas relativamente bajo control fue el hecho de que tenían un aliado en la Casa Blanca. Pero una vez que Trump se haya ido, los grupos a quienes instruyó para “dar un paso atrás y esperar” no van a aceptar, así como así, el control demócrata de la presidencia y del Congreso. Trump, desde Mar-a-Lago, seguirá incitando a las masas con más mentiras, teorías conspirativas y falsedades sobre una elección robada. Estados Unidos muy probablemente entonces será el nuevo epicentro de inestabilidad política y geopolítica del mundo en los meses y años por delante. Los aliados de Estados Unidos tendrán que seguir apostando contra un futuro retorno del trumpismo, y los rivales estratégicos seguirán intentando desestabilizar a Estados Unidos a través de una guerra asimétrica. El mundo transita un camino largo, inquietante y accidentado”. 
  • Artículo de Andrés ORTEGA en el blog del Real Instituto Elcano (12-01-21): La alianza para la democracia debe empezar por casa “Una Cumbre para la Democracia es uno de los proyectos predilectos para los primeros meses de mandato de Biden. Lo planteó ya en 2018, como ciudadano de a pie, y luego en su campaña” … “Lo que ha ocurrido en EEUU le añade importancia, pero a la vez le resta credibilidad. En la actualidad, la defensa de la democracia está íntimamente ligada a la tecnología que sirve, desde gobiernos o empresas, para controlar a los ciudadanos. Francis Fukuyama y otros se plantean “cómo salvar a la democracia de la tecnología” (van también contra las Big Techs estadounidenses). Es una preocupación muy presente en los planteamientos de la Comisión Europea. Una Alianza de Democracias puede llegar a ser en realidad una alianza más contra las tecno-autocracias y más específicamente contra la tecnología china, que es lo que está en la base de la actual competencia geopolítica. The Economist, en línea con algunos think-tanks, sugiere la creación de una “alianza de tecnología”, no basada en ningún tratado. El D10, para Londres, también sería una alianza para comunicaciones 5G sin equipamiento esencial chino. La idea de Biden serviría también a las democracias liberales para darse una perspectiva más global, como tiene China con su proyecto de Nueva Ruta de la Seda o Iniciativa de la Franja y la Ruta (Belt and Road Initiave), algo que planteaba junto al analista Robert Kagan, Tony Blinken, el que va a ser el secretario de Estado de Biden. Más hay que ganar credibilidad interna para que la democracia la gane fuera”.
  • Artículo de Pau MARÍ-KLOSE en Agenda Pública (12-01-21): Trump: cabalgando el tigre “Son varias las hipótesis que se manejan en la literatura académica para explicar el éxito electoral de Trump. Sin ánimo de exhaustividad ni de entrar en detalle, un primer planteamiento pone el foco en que su auge es la expresión de un desgaste de los valores democráticos que se produce a nivel global, asociado a distintos desarrollos que conducen a una crisis de representación de los partidos tradicionales: el auge de movimientos identitarios reactivos, la polarización política en redes sociales, las nuevas oportunidades para producir y propagar desinformación y teorías de la conspiración, la desconexión de las élites (y, en particular, las progresistas) respecto a las preocupaciones reales de segmentos amplios de la ciudadanía, la incapacidad de los sistemas políticos de dar respuesta a grandes problemas emergentes para los que no valen las recetas clá En relación a este último aspecto, un segundo paquete de explicaciones se centra en las consecuencias económicas de la transformación del tejido productivo de las sociedades posindustriales, y por ende del tejido social, provocada por las nuevas tecnologías y la globalización. En las últimas décadas, muchas comunidades locales han experimentado severos trastornos económicos y sociales como consecuencia de la fuga a otros países de grandes empresas o la crisis de competitividad de estructuras productivas arraigadas en el territorio, la destrucción de ecosistemas ambientales provocada por años de contaminación, la desigualdad creciente y los problemas sociales que acompañan a todos estos procesos. Ante este contexto, amplios segmentos de votantes han acumulado grandes dosis de infelicidad, indignación y resentimiento. Hillary Clinton fracasó estrepitosamente en ofrecerles algún atisbo de esperanza” … “Es necesaria una explicación adicional (complementaria), que apele a factores de carácter más idiosincrático. Una de la más robustas es, a mi juicio, la de los profesores Hacket y Pierson, en ‘Let them eat tweets’, sobre la base de un mecanismo descrito por Levitsky y Ziblatt en un libro mucho más citado que leído, ‘Cómo mueren las democracias’. En este último, los autores señalan que los partidos desempeñan un papel esencial como guardianes de la democracia: son un bastión contra el extremismo. Tienen la capacidad (y la responsabilidad) de cribar a demagogos peligrosos. Y así lo hicieron varias veces en la historia de Estados Unidos cuando figuras peligrosas (Henry Ford, Huey Long, George Wallace, Charles Lindbergh) se postularon a competir por la Presidencia. Con Trump, las élites del partido abdicaron de esa responsabilidad o ya no fueron capaces de ejercerla. Como señalan Levitsky y Ziblatt, el éxito político de Trump es la historia de la ineficacia de los sistemas de cribado”.
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Monumento a la paz, en la sede del Capitolio de Washington, también conocido como el dedicado a los marineros de la guerra civil norteamericana (foto: AP)
Día 13

 

  • Crónica de Roger SENSERRICH en Four Freedoms (13-01-21): Tira al abuelo del tren El partido republicano empieza a descubrir que Trump quizás sea ligeramente tóxico … “La primera gran sorpresa, sin embargo, fue a media tarde, cuando el NYT informaba que Mitch McConnell, jefe de la mayoría republicana en el senado, estaba apoyando en privado el impeachment. La noticia, lejos de ser desmentida o matizada con entusiasmo como casi siempre sucede con estos titulares, fue confirmada por Fox News horas después” … “La segunda gran sorpresa fue cuando un pequeño grupo de representantes republicanos hizo público que votarían a favor del La lista no es larga, pero incluye un nombre increíblemente significativo: Liz Cheney, hija del ex-VP, representante por Wyoming y número tres del partido en la cámara” … “La tercera gran sorpresa ha sido de nuevo McConnell. Axios decía que el líder republicano en el senado de hecho estaría inclinándose por votar a favor del impeachment. Si eso era cierto (y nadie ha salido a desmentirlo) esto quiere decir que en el senado muy, muy probablemente hay suficientes votos republicanos para destituir a Trump – y McConnell ha decidido que es hora de purgarle del partido y prohibir que vuelva a presentarse a unas elecciones para librarse de él para siempre” … “El partido republicano es el partido de Trump en muchos aspectos. En la cámara de representantes, una mayoría de legisladores son trumpistas convencidos, lo bastante fanáticos como votar a favor de invalidar el resultado de las elecciones incluso después del asalto al capitolio. Pero el viejo GOP no ha muerto aún en el senado, con su lento ritmo de renovación, ni en el resto de los centros de poder de Washington. La idea de que es necesario redimir al partido, borrar a Trump y pasar página de forma dramática para evitar que la insurrección del día de reyes quede asociada al partido durante décadas es muy, muy fuerte. Mañana, en la votación de la cámara de representantes, tendremos una buena pista. Si el impeachment pasa con una decena de votos del GOP, quizás el antitrumpismo es más débil de lo que parece, y McConnell tenga dudas, quizás aplazando el jucio en el senado hasta después de la toma de posesión de Biden. Si Trump recibe más de veinte votos de su partido en contra, sin embargo, el impeachment empezará a ganar inercia de veras, y quizás Mike Pence acabe en la Casa Blanca unos días”. 

 

Portada: Trump en un mitin en Dalton (Georgia) el 11 de enero (foto: Brynn Anderson/AP)

Ilustraciones: Conversación sobre la historia

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